jueves, 21 de diciembre de 2017

Noche de Reyes


Chupó el cigarro con ansiedad y le tendió el mechero a Raúl. Fumaron en silencio, ignorando la corriente que azotaba el patio a aquellas horas. Observó distraída el pelado matorral de hortensias. Siempre las echaba de menos en invierno.
−Qué dolor de espalda...
Miró a Raúl, sonriendo. Hermético como una caja fuerte. Una queja suya implicaba que estaba a punto de caerse redondo de agotamiento.
−No es para menos −concedió ella−. Un navajazo, dos en coma etílico y una crisis de ansiedad...
Su compañero se encogió de hombros.
−Hay guardias peores.
−Claro. Hoy ha sido un paseo.
Rieron, resignados. El albergue destilaba espíritu navideño. Raúl señaló el tejadillo.
−¿Y el muérdago?
−Lo colgó el polaco esta mañana.
−¿De dónde lo habrá sacado?
−Vete a saber...
La puerta se abrió con un chirrido. Soltaron una carcajada.
−Madre de Dios, ¡qué pintas!
Yuri se acomodó la barba, guiñándole uno de sus ojos de fauno eslavo.
−Oye, un respeto tú. Yo soy Melchor estupendo.
−Te asoman dos palmos de pantalón... −se mofó Raúl.
−Una cosa os voy a decir −intervino Antonio, amenazándolos con un dedo−. A mí esta mamarrachada me la pagáis. Que tengo una reputación en este sitio, ¿eh?
−Venga, hombre. A la gente le hace ilusión.
−Diez años de trullo pa terminar haciendo la gansa. Menos mal que el negro no es pintao...
Amadou le dedicó una sonrisa radiante.
−Míralo, pobrecillo −siguió Antonio−. No entiende ni papa, la criatura... Anda, tira, Baltasar, que ya estarán con el postre.
Les vieron cruzar el patio a zancadas, sujetándose aquellos mantones de baratillo. En el comedor, estallaron los aplausos y las risas. 
−Joder, el niño...
−¿Qué niño?
−¿Qué niño va a ser? El del apartamento...
Subió las escaleras al trote. Le abrió el propio chiquillo, en pijama. Estaba descalzo.
−¿Y tu padre?
El crío señaló en dirección a la salita. Alcanzó a ver al tipo, desplomado en el sofá. Cuando se acercó a él ni siquiera apartó la vista del televisor.
−Me lo llevo para que vea a los Reyes, ¿vale?
La espantó con un gesto. Respiró hondo, tratando de no pensar en sus propios hijos.
−¿Los Reyes Magos? −preguntó Andrei, los ojos como platos.
−Anda, claro. ¿Qué pensabas? Saben que estás aquí, hombre. Lo saben todo...
−¡Bajamos en el ascensor! ¡Ascensor, ascensor!
−Vale, vale. Venga, dale al botón.
Atajaron por la despensa. La cocinera se lo quitó de los brazos, soltando grititos de entusiasmo.
−¡Ven aquí, príncipe, corazón mío! ¡Mira quiénes han venido a verte!
Volvió al patio y encendió otro cigarro.
−Niños en un albergue de transeúntes... −farfulló Raúl−. Como si no hubiera sitios.
Sonó el timbre. Echaron un vistazo entre las cortinas.
−Este es nuevo...
−Ya voy yo. Fuma tranquila.
En el comedor, un coro de yonquis, fulanas, inmigrantes y ancianos seniles destrozaban un villancico. Andrei daba palmas sobre las rodillas de aquel improbable Melchor de dos metros.
Apagó el cigarro, entró en la lavandería y cogió un juego de sábanas.

martes, 29 de abril de 2014

Una de Forges

 Yo, vía Facebook: Estimada clienta. Nos ponemos en contacto con usted para saber si ha recibido su pedido (blablablá...) Reciba un cordial saludo (blablablá).
La clienta, misma vía: Va a ser que no.
Yo, misma vía: Cómorrrr?? Pero si vinieron a por el paquete el día 21, se supone que tardan 72 horas, estamos a día 29... errrrm... vaya, hasta pa una nulidad en mates como yo, está claro que algo falla! Espérese que me van a oír estos...

Llamada 1
Yo: tiki, taka, tiki taka... bráse visto la poca vergüenza... tiki, taka, tiki, taka...
Ellos: píiiiiiii... píiiiiii... "Bienvenidos a Paquete Veloz. ¿Sabe usted que puede contactar con nuestro Servicio de Asistencia a través de nuestra web? Solo tiene que..."
Diógenes: ¡Buenos días, querida amiga!
Yo: ...nosdías.
Ellos: ... "y estaremos encantados de atenderle. Si lo que desea es ser atendido por uno de nuestros operadores, manténgase a la espera". Píiiiiii... (musiquilla espantoide).
Diógenes: Ayer me dejé el paraguas olvidao, figúrate, con lo que llueve aquí, como para andar sin él, ¿verdad?
Yo: Y usté que lo diga.
Ellos: (musiquilla espantoide)... Hola, buenos días, le atiende Mari Jessy, ¿en qué puedo ayudarle?
Yo: Hola, buenos días. Verá, quería informarme sobre un envío que debería haberse entregado hace días, pero no sabemos exactamente qué...
Diógenes: ¡Uy, qué camisa más maravillosa! ¡Esto es algodón 100%, te lo digo yo!
Ellos: Dígame usted el número de registro del envío.
Yo: An, dé, truá, puturrú, fandango.
Ellos: Un momento, por favor... (cinco minutos de musiquilla espantoide).
Diógenes: Bueno, bueno, amiga mía. ¿Cómo te va la vida?
Yo: Psché. Liada, como puedes ver.
Diógenes: Ah, querida, el trabajo, cómo nos consume... pero hay que disfrutar, hay que vivir, hay que experimentar y asumir la vida con actitud enfrentadora, porque, naturalmente...
Ellos: Disculpe, me sale que el pedido está en uno de nuestros almacenes en Madrid, porque ha habido una incidencia.
Yo: ¿Qué incidencia?
Ellos: No sabría decirle, la verdad.
Yo: Aaahhh... ¿y quién podría decirme?
Ellos: Nuestros almacenes de Madrid.
Yo: Pues sea tan amable de darme el número, querida.
Ellos: Por supuesto. Tome nota. Ain, esvai, polizai...
Yo: Muy bien, gracias.
Ellos: A usted, que tenga un buen día (click).
Diógenes: ... la naturaleza humana, verdad, está absolutamente embrutecida por este sistema desalmado que...

Llamada 2
Yo: Anda que... llama a Barcelona, ahora a Madrid... menudo fregao.
Ellos: Bienvenido a Paquetón Chispón, le atiende Zutana.
Yo: ¿Perdón? Pero, ¿esto no es Paquete Veloz?
Ellos: Somos una subcontrata.
Yo: (ay, dios, ya empezamos...)
Ellos: Dígame.
Yo: Vamos a ver. Yo tengo un paquete por ahí perdido, y resulta...
Ellos: Deme el número de referencia.
Yo: An, dé, truá...
Ellos: No, no, ese no es. Ese es el número de registro de Paquete Veloz, con los que usted contrató el servicio de entrega. Nosotros trabajamos para ellos.
Yo: ¿Y qué número quiere que le dé entonces?
Ellos: El del recibo que le dejara el repartidor.
Yo: Aaaacabáramos. Aquí lo tengo. Alfa, bravo, eco, delta...
Ellos: Un momento, por favor (música horrenda).
Diógenes: ... así que el otro día me llevé la otra vajilla, ya sabes, aquella tan bonita verde... esa la voy a usar para dar de comer a los gatos, pobrecillos...
Ellos: Disculpe, ¿usted desde dónde llama?
Yo: Desde Gijón (silencio por parte de Zutana). Asturias.
Ellos: Ah, desde Asturias... no, pero entonces tiene que llamar a la central de allí. Le doy el número. Papa, delta, charly, gamma...
Yo: Muy bien, gracias.
Ellos: A usted.
Diógenes: ... ¡qué marco, por favor, qué marco tan bonito! Esto es una belleza artesana de primera categoría...

Llamada 3
Ellos: Paquetes a toa hostia, dígame.
Yo: ¿El qué? Pero ustedes no son... déjelo, es igual. Vamos a ver, reina. Llevo una hora intentando localizar un paquete que nadie me aclara dónde narices está...
Ellos: Sí, bien, ¿desde dónde...?
Yo: ¡Desde Gijón! Calle del Sarpullido 13.
Ellos: ¿Cuándo le recogieron el paquete?
Yo: El día 21. Era un tío bajito con gorra. A las 11:45, que lo pone aquí.
Ellos: Un momentito... (música mortífera).
Diógenes: ... porque ese reloj, amiga mía, ese reloj es una joya. Es una inversión, te lo digo yo. ¿Qué es el dinero? El dinero no vale nada, ¡nada! En cambio, ese reloj, algún día valdrá...
Yo: (conteniendo un sollozo) Sí, sí, Diógenes, tienes toda la razón, hijo de mi vida...
Ellos: ¿Oiga? Mire, me aparece que el paquete está en un almacén de Madrid...
Yo: ¡Ya lo sé! Eso ya me lo han dicho antes.
Ellos: Entonces tiene que llamar...
Yo: Sí, ya, al puto almacén. Dame el número, bonita, anda.
Ellos: Tome nota. Guan, chu, zri...
Yo: Gracias, maja, gracias.
Ellos: A usted por confiar en nosotros.
Yo: Eso. Encima.

Llamada 4
Ellos: Buenos días, bienvenido a Ahí va esa magra.
Yo: Haaaaala, otro más...
Ellos: ¿Perdón?
Yo: No, no le perdono. Vamos a ver una cosa, coño. Yo envié un paquete a Madrid el día 21...
Ellos: Deme el número de entrada, si es tan amable.
Yo: ¿EL NÚMERO DE QUÉ? ¡Mira, guapín, llevo toda la mañana marcando teléfonos y dando números, y como no te dé ya el número que calzo no sé qué puto número quieres. Haz el favor de mirar si tienes mi jodío paquete en el almacén, que se me están hinchando los ovarios pero cosa mala!
Diógenes: ... y cuando nos tomamos las cosas con alegría, todo fluye...
Yo: Me cago en...
Ellos: Señora, le ruego que no se altere...
Yo: ¿Que no me altere? Tú a mí no me has visto alterada, rey.
Ellos: Dígame, por favor, a qué dirección iba el envío.
Yo: ¡A MADRID, REDIÓS, A MADRID! ¡A LA CALLE DEL ESTROPICIO, 57!
Ellos: Un momentito... (música demencial).
Yo: (no voy a llorar... no voy a llorar...)
Diógenes: ... y cuando yo vivía en Alemania, las cosas eran muy diferentes. Las mujeres, por ejemplo. Ese terror de la España profunda, esa cosa rancia, ese miedo a lo sexual...
Ellos: Mire, es que ha habido una incidencia.
Yo: ¿No me diga?
Ellos: Por lo visto fueron a entregarlo el día 22, pero no había nadie en casa.
Yo: Anda, esta sí que es buena. O sea, que contrato un servicio de entrega en 72 horas, porque prisa no había, ¿¿y resulta que sois taaaaaan majos que intentáis entregarlo en menos de 24??
Ellos: Erm... bueno... claro, es que... la parte contratante de la primera parte...
Yo: Que me da igual, nenu. Vamos a poner que sí, que fueron el día 22 a entregarlo. Querrás explicáme, si no ye mucho pedir, ¿pa qué hosties pedís el número del destinatario, si luego no llamáis y pasáis a entregar el paquete cuando os sal... del paquete?
Ellos: Hombre, no sabría decirle, eso es cosa de los mensajeros, yo, como comprenderá...
Yo: No, si yo ya no comprendo nada, fíu del alma. A ver que me aclare. ¿Cuándo coño tenéis pensao entregar el paquete?
Ellos: Ah, no, no. Nosotros no tomamos esas decisiones. El paquete aquí está inmovilizado, y hasta que no recibamos orden de qué hacer con él...
Yo: La madre que me parió... ¿Y quién narices tien que dar la orden?
Ellos: Pues la agencia Tralarí.
Yo: ¿QUIÉEEEEEN?
Ellos: La agencia Tralarí. Es nuestra central en este distrito, y...
Yo: ¡No me interesa! ¡Dame el número antes de que mate a alguien!
Ellos: Tome nota. Agüan, apeich, gomenauer...
Yo: ... grrrrñññññññ... la puta madre que vos parió a todos, cabrones, hijos de perra...
Ellos: Gracias por su llamada, buenas tardes.
Diógenes: ... y mi mujer, que era una romántica pero también era muy germánica, claro, hay que tenerlo en cuenta, naturalmente...

Llamada 5
Ellos: Agencia Tralarí, le atiende Marichantal, ¿en qué le puedo ayudar?
Yo: Pues mira, de momento espero que me ayudes a no terminar en Villabona. Vamos a ver, guapa. Yo contraté ya ni sé cuándo un servicio de mensajería con Paquete Veloz...
Ellos: No, no, no, perdone, pero es que nosotros ya no trabajamos con esa empresa.
Yo: ¿EL QUÉEEEEEEE?
Ellos: Uy, sí, hace lo menos dos años que ya no...
Yo: ¡¡¡PERO ME CAGÜEN SATANÁS!!! ¡Me acaban de dar este número en el puto almacén de Madrid!
Ellos: Ay, sí, otra vez lo mismo. Estamos hartos ya, ¿sabe usted?
Yo: ¿HARTOS? ¿¿VOSOTROS ESTÁIS HARTOS??
Ellos: Es que no entendemos por qué siguen dando este número si nosotros no...
Yo: ¡¡¡ESTO ES UN PUTO PITORREO!!! ¡¡¡LLEVO TODA LA SANTA MAÑANA Y PARTE DEL MEDIODÍA COLGADA DEL TELÉFONO COMO UNA GILIPOLLAS DETRÁS DE UN PUUUUUUUUUUTO PAQUETE QUE RESULTA QUE NADIE SABE DÓNDE ESTÁ!!! Y SÍ, GUAPINA, YA LO SÉ, TÚ YES UNA MANDÁ Y NO TIES CULPA DE NADA, PERO YE QUE ME SUDA EL RATU LO QUE SEAS. ¡¡¡SEIS LLAMADES, SEIS MÚSIQUES DE MIERRRRRDA FUNDIÉNDOME LA SESERA, ESTO PAREZ LA CENTRALITA UN PUTICLUB EN HORA PUNTA!!! ¿TÚ PIENSES QUE HAY DERECHO A ESTO?
Ellos: No, la verdad es que es comprensible que se enfade...
Yo: ¡¡Home, menos mal!! ¡¡Menos mal que por lo menos puedo enfadame!! Y ahora, pol amor de Cristo bendito, ¿querrás decime a dónde carajo tengo que llamar pa que alguien me solucione esta historia? ¿Con quién cojona tengo que hablar?
Ellos: Pues con la empresa a la que usted contrató el servicio, en este caso Paquete Veloz. Tendría que llamarles a ellos. Tome nota del...
Yo: ¡No te preocupes, ne, que ya tengo el puto número! ¡Gracies, salá!
Diógenes: ... así que, encantado de saludarte. Hala, guapina, hasta otro día, ¿eh? Yo ya voy marchando, si eso... 
Yo: ¡Adiós, Diógenes, adiós!  

Llamada 6
Ellos: "Bienvenido a Paquete Veloz. ¿Sabe usted que puede contactar con nuestro Servicio de Asistencia...?"
Yo: ¡¡¡¡¡SÍIIIIII, ME CAGO EN TU ALMA NEGRA!!!!!! ¡¡¡YA LO SÉ, FALTOSU LOS COJONES!!! ¡¡Y TÚ SUERTE TIENES QUE YES UNA PUTA CINTA, PORQUE SI NO IBES CAGATE POR LES PATES ABAJO, SO MONGOLO!!
Ellos: píiiiiiiiiii... Buenas tardes, le atiende...
Yo: ¡UNA MIERDA COMO UN CAMPANU ME IMPORTA QUIÉN ME ATIENDE! ¡LO ÚNICO QUE QUIERO YE QUE ME ATIENDAN, PERO DE VERDÁ, CRISTO BENDITO! ¿DÓNDE MIMADRE ESTÁ EL PAQUETE QUE MANDÉ PA MADRID HAZ OCHO DÍES, QUE ESTOY MUY LOCA?
Ellos: Sí... esto... ¿podría darme...?
Yo: ¡¡¡AN, DÉ, TRUÁ, PUTURRÚ, FANDANGO!!! ¡¡¡FANDANGO, NENA!!! ¡CON EFE DE "FUERTE MIERDA DE EMPRESA SOIS"! ¡¡COMO NO SALGA ESI PAQUETE DEL JODÍO SÓTANO DONDE LU TENGÁIS METÍU, VOY DIR PA MADRÍ Y VOY PRENDÉI FUEU A TOA LA PUTA EMPRESA!!
Ellos: Disculpe, nosotros estamos en Barcelona...
Yo: ¡¡¡COMO SI TAIS EN LA CAMPERONA!! ¡¡SACA ESI PAQUETE DE ONDE TÉ O VAIS CAGAR TRITO UN MES!! ARREA PALLÁ, ¿¿OÍSTI?? ¡¡ARREA, PORQUE TE ARRANCO LOS PELOS A PUÑAOS, ZOQUETA!!
Ellos: Un momentito, por favor... (música lobotomizante)
Yo: Apuuuufffff... apufffffff... soy un junco... soy un junco... apuuuuffffff...
Ellos: ¿Sigue usted ahí?
Yo: No, marché pal Carmín de La Pola, no te jode.
Ellos: Sí, le informo de que ya hemos dado orden de que se haga entrega del paquete.
Yo: ¡¡BIEN, COÑO, BIEN!! ¿QUIÉN DIZ QUE ESTI PAÍS NUN FUNCIONA, HO?
Ellos: Gracias por su llamada, que pase un buen día.
Yo: Y tú que pases la tosferina, lo menos. ¡Hala a tomar por culo!

(Basado en hechos absolutamente REALES, en un rincón del norte de este país nuestro llamado España. Ahora vas y lo cascas. La virgen, la virgen... ye o no ye de viñeta de Forges????)



domingo, 30 de marzo de 2014

Nanos

Sí, es verdad que hay muchos momentos "yotemato". Y muchos momentos de esos que, cuando los revisas y los meditas, no te hacen sentir precisamente orgullosa. Intentas no flagelarte demasiado, aunque es difícil. Anda que te has lucido. Anda que ya te vale. Tenías que haber hecho esto, o lo otro, o lo de más allá. Anda que cómo se te ocurre. Curiosamente, las críticas más demoledoras las hacen ellos, los nanos. Pero te las hacen como solo unos nanos las saben hacer. Cuando pierdes los papeles y sueltas un grito, cuando se monta el drama de lloros, cuando pasa la tormenta y tú sigues barruntando y poniéndote a caldo perejil, ellos vienen y te desmontan con un abrazo o una risa. Y es lo que te empuja a seguir intentando mejorar. Pero también lo que más te abochorna de tus errores.
 
Atreyu, que es el menos hablador, el más serio, el menos sociable, el más enigmático, con el que más cuesta comunicarse y el más tozudo, es también el de las demostraciones de afecto más apabullantes. Él es quien puede pasarse media hora acariciándote la cara y mirándote embobado, o dejándose "masuñar" y estrujar una tarde entera. Es el que te observa en silencio, con expresión indescifrable, callado, y de pronto se te acerca y te pone la cabeza en el regazo. El niño de los largos silencios, el que, cuando se queda solo mientras el hermano se va de excursión a casa de la abuela (porque al contrario no hay manera) hace que pienses que se los han llevado a los dos, salvo por esa curiosa costumbre suya de hablar solo y reírse antes de dormir, a oscuras en la habitación, como si ya tuviera sus propios amigos invisibles. Es el de las rabietas monumentales y el de los "noes" más implacables, el antisistema, el canción protesta. Pero también el que te sorprende con maneras adultas (verle comer es alucinante, ese manejo de la cuchara, ese limpiarse con la servilleta mientras el otro se baña literalmente en puré), el que dice "gracias, mamá" cuarenta veces al día, cada vez que le acercas un juguete, le das un beso o le ayudas a vestirse.
 
Bastian, el loro, el payaso, el mago, el tifón que todo lo arrasa, el bailarín, el cantor, el pegasustos, el acróbata, el que no puede estarse quieto ni callado en ningún momento, el que recita números, letras o colores mientras mastica, el que hace la bicicleta con las piernas mientras se queda dormido y no se queda, el de la mente inquieta y las preguntas (ya las hace sin saber formularlas, porque es el niño que todo lo señala, exigiendo un nombre, una explicación sobre cualquier cosa que vea), el que se va comiendo los marcos de las puertas porque tiene tanta prisa y tantas cosas que hacer, el que hasta tiembla de nervios, el de las pesadillas, el que imita voces y finge y miente con descaro desde antes de saber hablar. Él es el que, literalmente, se mofa de nosotros. El que se inventa juegos como este:
-Mamá.
-Qué.
-Mamá.
-Qué.
-Mamá.
-Qué.
-Mamá.
-Quéeeeee...
-Mamá.
-Ufffff...
Juego que finaliza con el pequeño y malévolo mequetrefe reproduciendo el diálogo inmediatamente:
-Mamá, qué, mamá, qué, mamá, qué, mamá, quéeeeee, mamá, ufffffff.
 
Soy una gran defensora de las influencias ambientales. De cómo el modo en que nos crían, nos educan, la realidad que nos toca vivir, el entorno, la cultura, las circunstancias y lo que vemos nos moldean. Con todo y con eso, miro a mis duplicados únicos y me pasmo al pensar que han compartido sus existencias desde el estadío de cigotos, nadando en la misma barriga, compartiendo todo su mundo y, sin embargo, han sido completamente diferentes desde sus primeros minutos de vida. Ya lo eran antes de asomarse al mundo. Me pregunto de dónde sale todo eso, qué combinación de genes obra el prodigio de que el mismo ambiente les haya calado de modo tan distinto.
Es un milagro contemplar una vida desde fuera con tanto detalle. No digamos contemplar dos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Un domingo cualquiera


El domingo me dio un arrechucho en el riñón que me dejó resoplando cual parturienta. Como llevaba tres semanas de agónica cistitis (ahora es cuando aparece la cabeza de mi hermano al grito de: "por dormir sin bragues!") me mosqueé un poco y decidí ir a urgencias, no fuera a ser que. Sorprendentemente, me atendieron rapidísimo. Lo primero, claro, muestra en vasito. Y primera situación curiosa de la noche: en el baño de al lado una señora mayor suspiraba y clamaba al Señor porque no podía levantarse (del inodoro, calculo), mientras un auxiliar le gritaba que se dejara de rezos y tirara parriba, que se iban a abrir la crisma los dos.

Una médica jovencísima de rizos rubios, gafas y zuecos de goma rosa me arreó un puñetazo impensable pa sus escasos cincuenta kilos y me palpó por aquí y por allá. Una enfermera se acercó dispuesta a ponerme una vía y conseguí que me la pusiera en la mano y no en el brazo (donde, además de pasar un asco del quince, nunca me encuentran las venas, me abrasan, me salen renegrones tamaño mantel de picnic y se me queda el susodicho brazo muerto pa días). Me sentaron en una sala de boxes con sillones aerodinámicos, ergonómicos y la madre del cordero y me arrearon un chute de Enantyum que me quedé nueva. Paseo hasta rayos, fotito de los interiores y hala, otra vez a la sala de los sillones a esperar. Y claro, ahí fue donde conocí a mis compañeros de fatigas.

Primero, el chófer de la funeraria. No sé qué le pasaba, pero parecía sanote, jugando con el móvil y más pancho que un ocho. Aprovechando la coyuntura, le interrogué sobre cómo se podía entrar a currar al tanatorio, imaginando que no habría precisamente tortas por los puestos y pensando en una amiga muy echá palante que siempre ha querido trabajar allí. El nota me explicó con todo detalle los entresijos del asunto, así que vaya usted a saber si no habrá salido algo bueno de la visita a Cabueñes. Lo mismo mi amiga consigue trabajo.

Después, la brasileira loca. Lo de que estaba loca no se notaba al principio, luego ya sí. Una chavalina de metro y medio y cuarenta kilos que afirmaba que unos rumanos le habían dado una paliza para robarle el móvil y el Luisvuiton, que su hija había pesado al nacer cinco kilos trescientos gramos, que le habían hecho cesárea y se le habían salido todos los menudillos pa fuera y que su marido, que no podía vivir sin ella, se había puesto una pistola en la sien amenazando con matarse si no le metían a su mujer las tripas pa dentro y la dejaban como antes. Imaginaos mi cara de circunstancias. Intenté hacerme la dormida, a ver si la pava me dejaba en paz, pero nones. Llegó la enfermera borde (una que se pasó la noche riñendo a todo el mundo y repitiendo aquello de "yo no puedo partirme en cuatro") y desplegó los biombos, seguramente pa que nos calláramos. Yo, feliz. Pero duró poco la tranquilidad. La brasileira loca se vino de paseo a mi sillón, se sentó en una banqueta y siguió contándome su fascinante vida, lo de los ocho pisos y el chalet en La Providencia, lo de que tenía los dos ovarios a un lado y el útero al otro, lo de los dientes podridos por el embarazo (enseñándome todas las muelas) y lo de que odiaba a los sudacas a muerte (¿¿¿???) Cuando ya me estaba planteando seriamente el suicidio, me cuenta lo de la otra paciente, la chavala tan calladita del sillón de al lado a la que acababan de llevarse. "La moza esa tragó una cuchara". Mis ojos como huevos kinder. "Lo cualo?????" "Que sí, que sí, tragó una cuchara, te lo juro". A estas alturas de la telenovela, medité si sería conveniente llamar a seguridad... hasta que veo a cuatro de ellos persiguiendo a un borracho que exigía que le dieran el alta, que se quería ir.

Me metí un rato en el baño, solo para tener cinco minutos de paz. Cuando salgo, encuentro a la tarada robando cosas de unos estantes, que vaya usted a saber por qué, estaban ahí, al alcance de cualquiera. Me pregunta si quiero nolotiles, jeringas, vendas o algo. No, no, muchas gracias. Obrigado. Al poco le da un ataque y se arranca la vía. "Arrrrrghhhhhh... pero serás cacho cerd... mujer, cómo se te ocurre? Qué daño!!!!!" La pava se golpea el brazo orgullosa. "Tranquila, tengo venas muy fuertes". Y justo entonces le sale disparado un chorro de sangre en plan fuentecilla. Yo empiezo a descojonarme de risa (los mismos nervios) y la chiflada me pregunta, muy solícita, si quiero que me quite la vía a mí. "Noooo, noooo, déjalo, mujer, no sea que me tengan que dar más medicación, que parece que noto un dolorcillo aquí... deja, deja" (Si te acercas a mí te arranco la cabeza, tía loca!)

La médica aparece y me explica que el archivo con los resultados del cultivo no se carga ni a la de tres, que van a seguir pegándose un rato con el ordenador a ver si hay suerte, y que si no, me darán un antibiótico... empírico?? Juro que entendí eso. A saber.

Al rato aparece la de la cuchara. Sí, sí, era cierto! La traía de recuerdo, en una bolsita de plástico. Yo no daba crédito! "Pero, cómo narices hiciste pa tragarte una cuchara???" "Me molestaban las gomas del aparato (ortodoncia), y para poder maniobrar se me ocurrió la brillante idea de aplastarme la lengua con una cuchara. Y de pronto tuve el reflejo de tragar saliva, y pa dentro se fue la jodía. Mi marido me la quiso sacar, pero con los nervios se fue más pa dentro". Le pregunté cómo coño conseguía respirar, pero estaba claro que algo había respirao, porque llevaba allí desde las dos de la tarde y eran las once de la noche. Le sacaron la cuchara con un gancho. Yo la enmarcaba.

Dos horas después de que la médica me contara lo del ordenador, me dan el alta, sin haber podido abrir el puñetero archivo de marras. Salgo huyendo. Cuando íbamos en el coche, suena mi móvil. Número interminable. Cabueñes. "Oye, perdona, es que ha habido un error. Nos acabamos de dar cuenta. Tu parte de urgencias es correcto, la medicación que te hemos recetado también, pero nos hemos equivocado de pegatinas. Tanto en el parte como en las recetas llevas la pegatina de otra paciente. Si en la farmacia no te quieren dar la medicación, pásate por aquí a solucionarlo". Anonadada, me fijo en mis papelotes. Efectivamente, de repente me llamo Sonia María. La madre que... bueno, al menos no me han puesto el nombre de la brasileira loca. Gerlandia. Lo juro por mis hijos.

Esta mañana me planto en la farmacia, donde ya somos clientes VIP gracias al catarro eterno de los críos y a mi fibromialgia (no voy a tener que comprarme un boli nunca más, ya nos los regalan por kilos) y les cuento la milonga. La chica no las tiene todas consigo, claro, no se lo reprocho. Mientras decide qué hacer, me pregunta así por decir algo si es que había habido mucha gente en urgencias la pasada noche. Le digo que no, que más bien poca, pero que había sido todo muy raro. "Hazte a la idea, una pava se tragó una cuchara!!!" La muchacha abre los ojos como platos y suelta un chillido. "Estabas tú allí???? Mi cuñada curra en digestivo y cuando me lo contó no me lo quise creer!!!!!" "Pues créetelo. Vi la cuchara". Me dieron la medicación. Juas. Resumen del Trasto: "Nena, tú no puedes ir al médico y que sea todo normal, como pal resto del mundo??" Bah. Quejica. Y lo que nos reímos???

domingo, 10 de noviembre de 2013

Mividita

 Hoy Obo habría cumplido, si no me fallan las cuentas, 94. Habría sido un día agridulce, recordando su sonrisa, su sabiduría, su bondad y su forma de ver la vida, con esa sana alegría suya que sabía regalar como nadie. Por desgracia, la parca ha decidido asestar un golpe, uno inesperado, injusto, prematuro. Nos ha dejado mudos y con el peor de los nudos en el estómago.
 
Era un loco genial, un maestro de ceremonias, un luchador infatigable, y, sobre todo, una persona inmensa. Por emularle soy en parte lo que soy, porque su vocación se me contagió siendo una niña cuando pude vivir en primera persona la magia que obraba en otros, en esos críos de ojos tristes que nacen con el pie cambiado, en entornos hostiles y sin el amor de quienes debieran amarles. Sé que hoy habrá muchos que le lloren, porque ese hombre que solo tuvo un hijo (al que veneraba), fue en realidad padre de familia más que numerosa.
 
Hemos perdido a un ser extraordinario, a un hombre sabio que se disfrazaba de bufón, a alguien que lo llenaba todo con su inagotable energía y hacía de cada reunión un disparate maravilloso. Hace apenas una semana, veía los últimos vídeos que grabé del clan, en los que, cómo no, él era protagonista absoluto con sus muecas y sus voces, haciendo reír a los chiquillos, a mis hijos, a los hijos de mis primos, a la segunda generación de críos que debían haber crecido disfrutándole. Es una crueldad que se nos haya ido tan pronto. Es una cabronada.
 
Dicen que la sangre tira más que nada. Estoy de acuerdo, sí, pero con matices. Tú no eras de mi sangre, pero te quise y te querré siempre tanto o más que si lo hubieras sido. Se nos viene encima un silencio que no nos apetece nada. Reunirse no será lo mismo sin tu vozarrón de fondo, sin los imprescindibles (e inútiles!); "Jaaaaavi, por favor". Es como si el telón hubiera caído con la función a medias. Siempre intento buscar una explicación bonita a las cosas. No sirve de nada, no es más que un mero ejercicio de cuentista, de tramposa a sabiendas que busca cómo consolarse. Hoy no consigo que sea bonito. Solo puedo pensar en tu Campana y en mi primo-gemelo, y no alcanzo a imaginar lo que sienten.
 
Buen viaje. Salúdanos a Obo, y echadnos un ojo de vez en cuando. Fuiste toda la alegría desatada, un espejo en el que mirarme, una inspiración deslumbrante, el ogro bueno de muchas infancias. Y así te recordaremos.

lunes, 19 de agosto de 2013

viernes, 26 de julio de 2013

Dos velitas



 
 
 En ocasiones resulta difícil, y una se descubre añorando la comodidad, el silencio y la independencia de vidas pasadas. A ratos echo de menos dormir la mañana, leer hasta las tantas, las tardes de sofá y cine sin preocuparme de nada más, el entrar y salir a mi antojo y con lo puesto, el no tener que pensar en nadie más que en mí. Con todo y con eso, incluso en el peor de los días, no dejo de dar gracias por vuestra existencia, ni alcanzo a imaginar mi vida sin vosotros.
Feliz cumpleaños, Atreyu y Bastian.