lunes, 30 de marzo de 2009

Y lo que faltaba



Porque faltaban muchas cosas. Faltaban tantas luces fantasmagóricas, en Chartres, en St Malo, en muchos sitios. Faltaba el embrujo del Mont St Michel... y París. Faltaba aquella cena junto al Sena, mirando embobados la Catedral, la quietud misteriosa de las gárgolas, los niños rifeños del barrio de Malausène, las pulseras de los africanos en las escaleras del Sacre Coeur, el vértigo de la Torre Eiffel, la exposición de los más bellos faros del mundo, la mirada de los gatos y los cuervos entre las lápidas, los secretos y recuerdos de Víctor Hugo. Faltaba la bendición del beso a los pies de Nuestra Señora, y Montmatre, el vino, las crepes, la histeria del tráfico, la cena turca entre cojines, aquel navío de locos que era nuestro hotel, la luna llena, la luz y la música de esa ciudad indescriptible. Esta noche, Trasto, tortitas con plátano. Como aquellas que nos comimos frente al Moulin Rouge.
(Y si tú quieres colarte por los rincones, sólo tienes que mirar a la derecha. Ahí están algunos)

lunes, 23 de marzo de 2009

Atenuantes


A Marta la agredieron sexualmente, la mataron y se deshicieron del cadáver. Suponiendo que sea eso lo que ocurrió que, a este paso, no sé si llegaremos a enterarnos algún día. Sus presuntos asesinos alegan que estaban bajo los efectos de las drogas.

A una mujer residente en Marbella su novio la mató clavándole unas tijeras 33 veces. El presunto alega, cómo no, que estaba bajo los efectos de las drogas.

La mala bestia que asesinó a dos jóvenes (de unas 50 puñaladas para repartir), que luego se vanaglorió de haber matado "a ese par de maricones" y que fue absuelto por un jurado popular también alegó, si mal no recuerdo, haber consumido alcohol y drogas.

Aquella moderna Medea que nos estremeció estragulando a sus hijos con el cable del teléfono, alegó (adivináis?) encontrarse confundida por el consumo de alcohol y cocaína. Cinco gramos, espetó la tipa. Uno o dos gramos por vía oral son mortales de necesidad. La mutante se metió cinco y se quedó tan ancha.

Conclusiones? La sociedad tiene muy claro cómo intentar aprovecharse de los atenuantes que la ley les ofrece. Ir ciego hasta las cejas puede rebajarte la condena, así que no te cortes, reconócete un yonki. Personalmente me resulta de lo más paradójico que nuestro sistema judicial admita como circunstancia atenuante el consumo masivo de sustancias, algunas de ellas ilegales. Con un par. En mi opinión, debería ser un agravante. Al fin y al cabo es otro delito. Es como si le rebajaran la pena a un violador por elegir víctimas de muy corta edad (señoría, tenía seis años, y además la emborraché, no se enteró de nada) o por matarlas después (me dio tanta pena que la asfixié pa que no sufriera).

El tema es alarmante. Tal parece que en este país nuestro se droga todo cristo. Quizá el estado debería replantearse sus campañas tipo "dí no a las drogas" enfocadas a los jóvenes. No sólo se drogan los jóvenes, señores. También nuestros padres y madres de familia. Por lo visto van por la vida mamaos y enfarlopaos hasta el flequillo. Menudo ejemplo. O eso, o son más listos que el hambre y se agarran a la excusa de marras. Eso explicaría que la madre sangrienta, en su ignorancia, suelte sin inmutarse que se había esnifado cinco gramos de nieve. Y no dijo diez de milagro.

Me molesta que la propia justicia proporcione tales facilidades a los criminales. Me molesta que nos quieran hacer creer que el consumo de sustancias no se limita a ponerte eufórico o alelado perdido, sino que, cual íncubo o súcubo infernal, es capaz de poseerte las neuronas, ofuscarte el coco y obrar por ti, en contra de tu voluntad, convirtiéndote en lo que no eres. No fui yo, fue el cariñena, que se apoderó de mí. Y si bebo es porque me incita la sociedá. Pues nada, no se preocupe, inocente criatura. Es usted una víctima. Lo siento, pero no. Palabra de educadora y amiga de muchos yonkis. No hay por qué juzgar los motivos de nadie (y crucemos los dedos todos los que nos sintamos a salvo de ciertas cosas), pero cargar culpas ajenas, tampoco. Primera regla de la rehabilitación: "nadie te puso una pistola. Otros han tenido vidas duras y no cayeron. Lo que hayas hecho estando colocao lo has hecho tú. Y a mí no me digas que es culpa de la sociedad, porque eso es echarme la culpa a mí, por ejemplo". Nada de excusas, de echar balones fuera, de hacer el avestruz. Asumir. Sin cuentos de yonki. Es lo primero que aprenden y admiten los que de verdad quieren curarse. La honestidad de no buscar más culpables que ellos mismos. Les admiro por eso. Hace falta más madurez de la que pensamos para reconocer los errores. Cuántos, sin ser yonkis, caemos tantas veces en la tentación de eludir responsabilidades y culpar a la madre castradora, el cura del colegio, la mala suerte o la crisis?

Por qué todas estas joyas de la corona lloriquean y culpan de sus salvajadas a las malas malísimas drogas? Menchín respondería con su sabiduría habitual: porque pueden. Porque les dejamos. Porque la ley les ampara. Humildemente pienso, como ya he dicho, que el asunto debiera ser un agravante. Por el crimen, tanto. Por el ensañamiento, tanto. Por consumo de sustancias ilegales, tanto. Y por tener la desfachatez de ponerse ciego previamente a los hechos, lo que parece dejar claro que hubo premeditación, tanto más. Sí señor, premeditación. Por qué si no se metió usted ocho rayas aquella mañana? Para animarse a salir a por el pan? O para envalentonarse convenientemente y poder lamentarse luego de la tremenda ofuscación que le llevó al crimen? A mí me resulta sospechoso, francamente.

viernes, 20 de marzo de 2009

Morosos

Posiblemente uno de los dramas de este país nuestro es el empeño que tantos ponen (o ponemos) por vivir muy por encima de nuestras posibilidades. Como se suele decir, de aquellos polvos vienen estos lodos. O algo así era.
El fútbol es, indiscutiblemente, nuestro deporte rey, pero es mucho más que eso. Soy completamente ignorante en cuanto a la historia de este deporte, pero mis dos ojos me bastan y sobran para saber que, al menos en los últimos años, todo lo que rodea a dicha disciplina deportiva va mucho más allá de darle patadas a un balón.
Mafias, politiqueos, chanchullos, pelotazos (que nada tienen que ver con el esférico), niños mimados, cifras astronómicas, publicidades millonarias y lo que parece una total impunidad por parte de los clubes y quienes les secundan, han propiciado que, a día de hoy, varios de nuestros equipos estén en bancarrota o rozándola por la escuadra. Hay un pufo de 3.000 millones de euros. Así, tal cual. Como suena. Y de esa cantidad, 1.200 se le deben a Hacienda y la Seguridad Social. O sea, me lo deben a mí, a ti, al otro, a mis vecinos y a mi abuela pensionista.
No sé cómo lo entiende la ley, ni el sistema. Yo, vulgar ciudadana, lo entiendo como un robo. Me vienen a la cabeza palabras como "crisis", "desempleo", "recesión", "precariedad laboral" y me pongo que me llevan los demonios. Sobre todo porque estoy segura de que, de tratarse de un españolito de a pie, o de una pequeña empresa, ardería Troya. En este caso dudo que nadie vaya a la cárcel. Sociedades, empresas tapadera, contratos blindados, mamoneos con políticos y empresarios... redes enmarañadas que propician el "yo no he sido".
Varios clubes están ya en suspensión de pagos, con las consiguientes protestas de sus jugadores. Uno podría solidarizarse ya que, al fin y al cabo, son personas contratadas para una labor remunerada y que han firmado unas condiciones. Pero es difícil sentir empatía por ellos. Porque, al fin y al cabo, están inmersos, a sabiendas, en ese sistema estrafalario que ha provocado su propio estallido. Es complicado sentir lástima por unos tíos que coleccionan mansiones y coches de lujo, que se dejan ver en las fiestas más exclusivas del brazo de señoritas de compañía de las caras (o sea, modelos, y algunas hasta son sus esposas, lo que las hace mucho más caras), que organizan sin disimulo orgías y parrandas varias, que viven (o han vivido) a lo grande, con sus legiones de sirvientes, sus asesores de imagen, haciendo incluso de sus caras un producto a la venta, y que, algunas veces, ni siquiera meten goles, los desgraciados. Y eso los jugadores. Según vamos hacia arriba podemos encontrarnos cualquier cosa. Hasta un presidente de equipo liándose a tiros a las puertas de un puticlub porque no le admitían la tarjeta. Todo clase y distinción.
Entre todo este mamoneo, toda esta porquería amarillista de marujos cerveceros, los lamentables estallidos violentos entre hinchas y demás parafernalias, no cabe duda (al menos a mí) de que esto del fútbol ha dejado de ser un deporte para convertirse en un circo. Y yo, que como tantos otros, me he pasado la mañana hurgando en la red a la caza de ofertas de empleo para encontrar, como siempre, abuso tras abuso, temporalidad, contratos basura, choteos manifiestos (diez horas diarias, 580 euros, te aseguramos tres horas, abstenerse mayores de 20) y demás alegrías salariales, yo, y tantos otros, que andamos midiendo cada céntimo, viendo con angustia cómo nos mengua la cuenta sin posibilidades de mejora a corto plazo, mientras las facturas siguen llegando puntualmente y nos empeñamos (que ya nos vale) en comer tres veces al día, vemos el "drama" de los clubes, sus dirigentes y sus jugadores y nos acude un noble pensamiento a la mente: "tomai pol culo".
Menos mal que, en el fondo, no llegará la sangre al río. Porque aunque yo, y otros como yo, nos sintamos atracados, estafados, ninguneados por estas mafias y por el sistema que los sostiene, siempre habrá quienes les apoyen y les justifiquen. Porque los habrá muy capaces de echarse a la calle si su equipo se va al carajo (en este divino país nuestro casi se ven más manifestaciones cuando un equipo baja a segunda que cuando se cierra una empresa o se comete un atropello a los derechos de los ciudadanos) y hasta de apretarse el cinturón para ayudar a estos cafres. No me sorpendería que más de un Manolo currante estuviera dispuesto a hacer un solidario donativo al flamante (pero arruinado) presi del club de sus amores, sintiéndose en paz con el mundo cuando su despertador sonase a las cinco de la mañana para ir al tajo, henchido de orgullo colorista al saber que ese honrado empresario puede seguir adelante con sus funciones, sus comilonas de empresa, sus besamanos, sus vacaciones en El Caribe, sus cochazos, sus negocios turbios, su rólex y los pellejos de zorra para agasajar a sus zorras. Y, mientras, el felicísimo Manolo picando piedra, sudando para llegar a fin de mes, todo sea por el clus, y la copa, y la liga, y los champiñones y la madre que los parió a todos. Que un derby televisao en el bar de abajo, con amigotes y cacahueses bien vale el esfuerzo. Pa una alegría que tienen los pobres currantes, caramba. El fútbol ni tocarlo. Así se vaya el país entero por el desagüe.
Qué le vamos a hacer. Tomemos pol culo todos.

sábado, 14 de marzo de 2009

En las Antípodas


El Pater está en Australia, cumpliendo un viejo sueño que, cosas de la vida, su ahijada le ha facilitado cumplir. Él siempre quiso campar por aquellos lares (uno de esos pocos destinos a los que no le llevó su vida de corsario), pero la distancia y el inevitable avión le frenaban. Ahora, jubilado, y con la Primi por allí, ya no valían más excusas.

Pese a estar en una zona pija y surfer, de la que asegura que le terminarán echando por antiestético, y a la pérdida de equipaje (es que no falla), parece que se lo está pasando en grande. Y como hay pocas posibilidades de que se ponga a luchar con un cocodrilo, se va montando su propia película de aventuras, con las que, seguramente, nos deleitará largo y tendido. Véase la muestra:

Passa torpedos, como os va? A mi, de momento, genial. Lo primero: no encuentro la mierda tecla con el acento por lo que igual suena rara alguna palabra. Tampoco tienen la ene (o sea la ENE con pinganillo arriba) por lo que Espana, cono y nu, por ejemplo, como que va a sonar raro. Acabo de preguntar al chinito del negociao y dizme que sorry pero que el teclao (dlc) ye pa ingles (joder, no se a vosotros pero a un Cervantes como yo, me ximiaga cantida eso de que no haya forma de acentuar les palabres, cagonputencojonen ya!!). En fin, (acaba de venir el chinito y no se que cono hizo pero saco una pantalla que tenia n con pinganillo. Lo que pasa que hay que dar no se donde y cuando aparez la n hay que seleccionar, o algo asi. Na, que lo dejo correr que aun me liare y la jodere). Insisto, miro lo escrito y ximiagome tou.
(...)

Passa torpedos, que no teneis tiempu pa contestar a vuestro augusto padre? Pues que sepais que hay un pajaru que me mira raro, asi que si me acaba comiendo, ya os remordera la conciencia y luego no me vengais llorando.
(...)

Nota del traductor:
- (dlc): de los cojones.
- ximiagar: palabra que bien podría ser asturiana, bien inventada por el Pater, y que viene a significar algo así como "angustiar".

El resto está, como siempre, medio en astur medio en Paterense, y, encima, sin eñes, ni acentos. Impagable el documento, vamos. Háganse ustedes una idea somera de lo que se puede uno reír leyendo las toneladas de cartas que servidora atesora, recibidas de puño y letra del susodicho durante unos treinta años de vida naviera. Muy fuerte.

jueves, 12 de marzo de 2009

Criaturas Celestiales

"La idea principal aquel día fue desnucar a mi madre, esa idea no era nueva pero esta vez se trataba de un plan definido que pensábamos llevar a cabo, lo habíamos elaborado detallamente y las dos estábamos muy ilusionadas con la idea. Lógicamente estábamos algo nerviosas pero el placer de lo nuevo es algo fantástico".
22 de Junio de 1954.

Tan macabras palabras forman parte del diario de una adolescente de 15 años, neozelandesa. La anotación llevaba por título "El día del feliz acontecimiento". Resulta estremecedor. El nombre de la chica era (no digo "es" porque se lo ha cambiado) Pauline Parker. Pero ella habla en plural. Relata el modo en que, con ayuda de su mejor amiga, piensa asesinar a su propia madre. Aquella amiga se llamaba Juliet Hulme, aunque actualmente también esta última utiliza un pseudónimo. Calculo que a estas alturas de la película (la película es "Criaturas Celestiales", de Peter Jackson, y si no la habéis visto ya tardáis) todo el mundo sabe que Juliet Hulme, ironías de la vida, es una aplaudidísima escritora de novela negra victoriana, conocida como Anne Perry.

Tenemos a dos adolescentes unidas por un estrecho lazo de amistad, tan estrecho que podemos definirlas como amantes. No es una bonita historia de amor, ni tampoco una suculenta historia sensual. Es la historia de dos adolescentes refugiadas en un universo propio de fantasía que las envolvió hasta desdibujarles por completo el sentido de la realidad. Dos chicas que deseaban estar juntas y, cuando supieron que la vida iba a separarlas decidieron eliminar cualquier obstáculo que se interpusiera entre ellas. Y es que, obviamente, sus respectivas familias tenían prejuicios ante su íntima relación. No se sabe si la razón era que sospechaban cómo de amigas eran o simplemente que pertenecían a distintas clases sociales, lo cual ya de por sí era "inapropiado". Fuera por una razón o por la otra la cosa no es muy de extrañar tratándose de aquella época. Además, los padres de Juliet iban a divorciarse llevándose a la chica, con lo que la separación de ambas amigas parecía ya irremediable.

El principal impedimento para su relación, o así lo entendieron ellas, era Honora, la madre de Pauline. Así pues, decidieron matarla. Y esta vez la cosa fue mucho más allá de su mundo de fantasías. El día en cuestión acompañaron a Honora a dar un paseo y, tras distraerla, le asestaron cuarentaicinco golpes en la cabeza con una piedra metida en una media. Después, ensangrentadas e histéricas, dijeron que la mujer se había caído y estaba gravemente herida. La versión, naturalmente, no se sostuvo. Las anotaciones en el diario de Pauline corroboraron las sospechas. Era un asesinato y no había la menor duda.
Los psiquiatras y expertos de la época utilizaron el lesbianismo de las jóvenes para definirlas como inmaduras y paranoicas. Ser homosexual entonces equivalía a ser un enfermo y un desviado. Sin embargo, la corta edad de las chicas jugó en su favor y las libró, muy posiblemente, de ser ejecutadas. Cumplieron cinco años de reclusión (una pena que incluso hoy parece muy leve, aunque las condiciones de un presidio de los cincuenta no debían ser precisamente maravillosas) y se las obligó a romper sus lazos en lo que les quedara de vida. No podrían volver a verse nunca ni mantener ningún tipo de contacto. Se dice que cumplieron este mandato, aunque existen rumores de que mantuvieron correspondencia algunos años.

Juliet es Anne Perry y todos la conocemos por sus novelas. Pauline es Hilary Nathan, que se dedicó a la enseñanza, especialmente con niños discapacitados. Curiosamente ambas viven en Gran Bretaña (una en Kent, la otra en Escocia) y ninguna se ha casado. Incluso aunque Juliet se haya hecho un nombre (nunca mejor dicho) en el mundo literario, seguramente no sabríamos de esta historia de no ser por la película que resucitó el caso y que, quizá involuntariamente, provocó que se desvelara la identidad de aquellas jóvenes, con el morbo añadido de que una de ellas sea actualmente, cosas del azar, una famosa narradora de crímenes.

Anne Perry está harta de que le pregunten por su pasado. Entiendo que es natural. Justifica el crimen aludiendo a su enfermedad de entonces (tuberculosis), a la fortísima medicación que recibía (que luego se retiró del mercado, en efecto) y al trauma por la separación de sus padres. Parecen meras excusas, o quizá no lo sean. No voy a juzgarlo. Cuál será entonces la explicación de Pauline? Qué podría alegar ella? Perry asegura que su amiga era bulímica y que llegó a insinuar que se suicidaría si no la ayudaba a deshacerse de su madre. Sería cierto? Exageraciones de niñas? Más excusas? Muchas voces han visto, incluso, una bella historia de amor frustrada en este caso. Dos jovencitas incomprendidas en un mundo castrante y lleno de intolerancia, el asesinato como sublime prueba de amor. Confieso que tampoco esa teoría me convence. De aceptarla tendríamos que transigir con demasiadas conductas inadmisibles. Quizá la mayor ecuanimidad se encuentre en la película. En ella no se juzga, no hay villanos ni héroes. Sólo se cuenta una historia trágica de dos chicas que se amaban con la pasión de sus quince años y que se refugiaron de una realidad que les disgustaba hasta el lamentable punto en que perdieron la noción de todo.

Se puede analizar de mil maneras, desde muchos puntos de vista, sopesando todas las variables. Su corta edad, sus circunstancias familiares, su desbordante imaginación, si alguna de ellas o las dos padecía algún desorden mental, si sufrieron alguna experiencia traumática, si no soportaron la presión social, si, sencillamente, eran crueles, insensibles, malvadas, egocéntricas, visceralmente egoístas, inmaduras o incapaces de tolerar la frustración. Desconocemos muchos datos y seguramente nunca accederemos a ellos. Cómo desentrañar los más íntimos secretos de un ser humano? Quizá lo hermoso es que fueron capaces de crear un mundo propio y bello en el que amarse. Quizá lo terrible sea que, cuando ese mundo se hizo pedazos (y a todos nos ha pasado alguna vez) no tuvieron la entereza de afrontarlo.

No las definiría como Criaturas Celestiales. No sé si encajarían como Mujeres Malas. Lo único que sé es que me aterra un amor capaz de tanta crueldad. Me espanta una pasión que culmine en cuarentaicinco golpes en el cráneo, con premeditación, con alevosía, con el peor ensañamiento, con absoluta frialdad. Con una foto de ambas, en mitad del proceso judicial, sonrientes y despreocupadas. Y con una entusiasta y pletórica reseña en un diario. No me atrevo a definirlas, pero parecen vampiras más que ángeles.

domingo, 8 de marzo de 2009

Ellas


No voy a entrar en valoraciones ni en politiqueos, porque me cansan. Sólo diré que me ha sorprendido favorablemente que todos los partidos hayan coincidido en la misma reflexión: "ojalá llegue el día en que todo esto no haga falta". Pienso lo mismo. Los temas serios y arduos, como el aborto libre, la no necesidad de consentimiento a partir de los 16, igualdades salariales y demás, no pienso comentarlos hoy. Es tema para todos los días, es lucha a seguir. Hoy, precisamente por ser el día en que todos se hacen la foto y llevan el pin a la vista, paso. No me apetece.

Pero el pensamiento en cuestión sí lo recalco. Me gustaría mucho que un día no hiciera falta. Y me encantaría vivir para verlo. Pasear con mis nietos tal día como hoy dentro de equis años y decirles: "Sabíais que en mis tiempos había un día de la mujer, y un día del orgullo gay, y un día de esto y de lo otro?" Y que mis pequeños descendientes me miraran con cara de pasmo, con esa cara tan sincera de los críos que parece decir "la abuela chochea" o tal vez "vale, te creo pero porque eres tú", y respondieran: "por qué??"

lunes, 2 de marzo de 2009

Esclavas modernas


Rihanna ha vuelto con su novio, el rapero Chris Brown. Dicho así parece la típica noticia chorra sobre los avatares sentimentales de los famosos. Porque, claro, estamos hablando de famosos. Por si alguien no lo sabe, cosa que me sorprendería, Rihanna es una cantante conocidísima con legiones de fans, un mega fenómeno reciente (también modelo, ya que tiene un físico muy cotizado) con mucho éxito. Hasta ahí, bien. Una chica muy joven y muy guapa que no canta mal (al menos no tiene una de esas voces iguales a todas las otras voces de cantantes jóvenes) y que, también para variar, no es la típica y tópica yankee rubia. Hace música de esa bailable, de discoteca, de la que, en mi humilde opinión, no te machaca el cerebro ni te da ganas de salir huyendo. No soy seguidora, ni mucho menos, pero reconozco que se deja oír.

El quid de la noticia es que esta chica, en efecto, ha vuelto con su novio, que es el mismo chaval que hace unas tres semanas le desfiguró la cara a golpes y mordiscos consiguiendo que ella terminara en el hospital. La prensa cubre todo el suceso, por supuesto, y, como es habitual, se produce una curiosa mezcla de morbo amarillista, escándalo e indignación que, imagino, en unos casos será sincera y en otros mera hipocresía porque, como todos sabemos demasiado bien, la sangre gusta. Así funciona, por desgracia. Una relación amorosa normal no vende. Siempre resulta más rentable que haya cuernos, drogas, alcohol, broncas sonadas, denuncias y, por qué no, lesiones. No quiero decir con esto que se trate de un montaje. La paliza fue real e indiscutible. Sólo cuestiono la manera en que tratamos estas cosas, la cantidad de portadas, entrevistas, dinero, tertulias amarillas, "expertos" opinadores, sensacionalismo y carnaza que suele acompañar a hechos tan lamentables.

Pero volvamos a Rihanna. Es ella, su actitud, la que me despierta mayor curiosidad, pasmo, dudas y sí, cierta indignación, aunque no sé si esa es la palabra adecuada. Tengo una pregunta bulléndome en el cerebro y no consigo responderla, ni empleando mis mejores artes empáticas. No logro comprender. Cómo es posible que una chica de hoy día, una chica de sólo veintiún años, con éxito, con dinero, con reconocimiento, famosa, amada, deseada, idolatrada, un icono, imitada, premiada y aplaudida, admirada y encumbrada, haya decidido seguir durmiendo con su enemigo, con su verdugo? Qué siente esta chica para estar convencida, como parece, de necesitar a este tipo, a un penco que ni la ama ni la respeta ni, probablemente, sea capaz de amar ni respetar nada en absoluto? Cómo una chica de estos tiempos que, además, carece de problemas económicos, que, en teoría, es completamente libre e independiente, mucho más de lo que pueda serlo el común de los mortales, decide por propia voluntad darle la mano al desgraciado que la maltrató con saña?

Obviamente debe tratarse de una necesidad emocional. Cómo es posible que algunas personas tengan ese tipo de dependencias? Qué herramientas les faltan, qué problema hay, dónde está el fallo? El instinto nos mueve a huir despavoridos de aquello que nos hace daño, de lo que constituye un peligro para nuestra integridad física. Parece algo de lo más elemental. Qué clase de "fuerza" es capaz de anular hasta el más básico instinto de supervivencia y mantenernos encadenados a un torturador? Cómo lo habrá razonado Rihanna, cómo se lo justificará a sí misma? Con un sencillo "le amo"? Qué clase de concepto hemos fabricado en torno al amor? De nuevo podemos señalar a los cuentos de Príncipes Azules, a las películas de romanticismo irreal, a los trillados lemas de "el amor lo puede todo"? Cómo una imagen tan idealizada del amor puede provocar justo lo contrario, es decir, la capacidad de soportar lo insoportable? Hemos mezclado todo ese rollo color de rosa con el otro rollo, el del sufrimiento que dignifica y ennoblece, el del sacrificio y el perdón a toda costa, el de "quien bien te quiere te hará llorar"? Es gracias a este brebaje que hemos llegado a creer que sí, que vale todo, que el amor sólo merece tal nombre cuando nos devasta, que no hay nada más bello que padecer por su causa, y que la divinidad y la perfección de ese amor ideal de película se basa precisamente en el dolor que provoca? Hemos idealizado el horror, las lágrimas?

Te doy mis ojos, te di la vida entera, soy tuya para siempre, la media naranja, un alma en dos cuerpos... nuestro mayor error ha sido creernos todo eso y hacerlo literal? Quizá debimos dejarlo en los versos, meras palabras, mero suspiro. Hemos asumido y normalizado lo de "morir por amor"? Porque, para que uno sufra y padezca y alcance la sublimación romántica... entonces debe haber otro que haga sufrir y padecer. Se resume esto a una cuestión de víctima y verdugo? Hay quien entiende el amor como "no ser" si tropieza con otro que lo entiende como "no dejar ser"? Cómo puede traducirse el amor a la mezquindad, la posesión, la crueldad, el daño, la destrucción? Cómo alguien puede creer que ama cuando hace eso, y cómo alguien puede amar a quien le destroza, cómo puede una persona sentirse amada por quien le machaca? Por qué unos asumen el amor como una amputación a realizar, y otros como una amputación a recibir?

No hablamos de mujeres de antaño, educadas en el sometimiento, no hablamos de dependencias económicas, de montones de niños que alimentar, no hablamos de no tener a dónde ir, de una sociedad intransigente dispuesto a señalar a la que se rebele, no hablamos de mujeres solas, sin derechos, invisibles. Hablamos de Rihanna y de muchas como ella. Hablamos de algo en las emociones que parece incomprensible. Y la sensación, triste y desoladora, es que hay mujeres que nacen esclavas y morirán esclavas. O se hacen. O lo parecen. No logro entenderlo, y, por más que lo medito, vuelvo al mismo interrogante. Por qué?