viernes, 28 de agosto de 2009

Víctimas culpables


Siempre me he considerado una persona desconfiada por naturaleza, lo reconozco. No suelo quedarme con la apariencia ni con la primera explicación, le doy muchas vueltas a todo, escruto, medito y levanto las cejas. Esto puede sonar a la descripción exacta de una cotilla maledicente, metomentodo, suspicaz y oledora, pero no, no va por ahí la cosa (quiero creer!!!) Sin fisgonear, sin preguntar, sin investigar (casi al contrario, peco de demasiado huraña, de poner distancia con la gente y sus cosas) consigo ver. Observo, me fijo sin darme cuenta. Y saco conclusiones. Afortunadamente también he aprendido con los años que esas conclusiones valen tanto como crédito yo misma les dé, así que normalmente archivo, guardo, por si sirven. Y si no, deshecho sin problemas. Trato de analizar sin juzgar, aunque a veces la frontera se nos desdibuja un poco. Y sobre todo, intento empatizar primero, aunque no siempre lo consigo. Antes de emitir una conclusión, intento que no se me pase ninguna variable, o las menos posibles. Ponerme en otros zapatos.

Con todo el matiz que le quiera sacar, sí, es cierto, al final soy tirando a desconfiada. Soy una duda con patas, siempre dispuesta a aceptar esto y lo contrario como posibilidad. Y muy intolerante con la verdad absoluta. Recuerdo, por ejemplo, haber oído a gente cosas como: "es imposible que una madre le haga eso a su hijo!!!" (con tono categórico e indignado). Ojalá. Ojalá fuera imposible. Además de desconfiada soy malpensada por genes y cuasi inmune a la sorpresa. Una total convencida de que, en cuestiones de maldad, horror, espanto y vileza, por desgracia, el ser humano es capaz de todo y más, de cosas que ni osamos imaginar.

Pues teniendo esto en cuenta, aún hay gente "peor" que yo. Pensamientos que me escandalizan. Rebuscamientos que me pasman. Explico. No sé si es que es una nueva moda o simplemente que ahora, con la rapidez y universalidad de los medios de comunicación, muchas cosas nos parecen nuevas y olvidamos que ya pasaban antes. Me refiero a la cantidad de casos de niñas y mujeres secuestradas (por parientes o desconocidos) y convertidas en esclavas sexuales durante años que están saltando a la palestra estos últimos meses. Creo que ni hace falta comentar el horror del asunto, la podredumbre mental de quienes cometen actos de esa calaña, el espanto de que haya tanto verdugo suelto, tanta cabeza insana, tanto despotismo disfrazado (encima!) de amor (filial, romántico, equis), la barbarie de ese sentimiento de derecho sobre una persona, lo enfermizo y monstruoso de ese amor entendido como amputación, mutilación, encierro, sometimiento, propiedad, cosas todas ellas tan radicalmente opuestas e incompatibles con el amor. Pero existe, todo eso existe, ocurre.

Me asalta la desconfianza hacia los cómplices. Y no me refiero a los cómplices conscientes, con todas las letras, los que sabían y callaban (absurdo, insólito, imperdonable, incomprensible). Me refiero a toda esta sociedad nuestra (nosotros) que se mira tanto el ombligo, pasa tanto de todo, tiene tanto miedo a quedar de entrometido que no ve, no oye, no se entera. Cómo puede ser que, en veinticuatro años, una mujer no se enterara de que su hija y sus nietos vivían presos en el sótano? Cómo puede ser que pasaran unos cien inquilinos por la habitación situada sobre ese sótano y NADIE notara nada? Quizá resulta tan impensable y macabro que nos negamos a creerlo? O vivimos en babia felices y contentos? Cómo es posible, dioses, que no puedas discutir con tu novio sin que el puto vecindario entero lo comente a los diez minutos, pero alguien pueda esconder un rehén durante quince, veinte años sin levantar sospecha alguna? Me alucina. De verdad. Estamos ciegos y sordos. Todos. Es brutal.

Y mi desconfianza va más allá, y se me dispara el sentido arácnido. Cómo es posible que tanta gente cuestione a las víctimas??? Porque es cierto, lo he visto, lo he oído, lo he leído. "No me creo que en tantos años no pudiera escapar". "Venga ya, en todo ese tiempo no pudo chillar o hacerse con un teléfono?" Cómo podemos ser tan osados?? No logramos ponernos en el pellejo de una niña de diez años aislada del mundo, arrancada de su vida, entre extraños, entre agresores, aterrada, muerta de miedo y anclada a una nueva existencia reducida, sola, entre cuatro paredes. Ni en el pellejo de la hija sometida, humillada, amenazada, alejada de todo apoyo, abandonada y olvidada. No creo que podamos asumir el pánico, la lucha por sobrevivir, la devastación mental, el desamparo, la alienación, la rendición absoluta. El espanto cuando eso te lo hace un extraño. El espanto aún mayor, quizá, cuando te lo hace uno de los tuyos, alguien que debía protegerte, evitarte todo mal.

Me autocritico, me autoflagelo y me incluyo entre esos cegatos que, seguramente, no notaría nada extraño ni aunque el desalmado fuera su vecino de planta. Seguro. Tan capaz. Por eso me escandaliza más la ligereza con la que algunas personas juzgan a las víctimas (a las víctimas!!) como si fuera tan simple escapar de una situación tan indescriptible, como si una niña pequeña, sola y asustada tuviera la obligación de saber apañárselas ante algo tan inenarrable que ni cien adultos inteligentes fueron capaces de olérselo. Como si, encima, ellas tuvieran parte de culpa por quedarse quietecitas en su infierno.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Zorras metidas a predicadoras


Definitivamente tengo que dejar de oír la radio por las mañanas, porque me pego cada susto que no es normal. Explico. Un animado grupo de contertulios hacía un repaso a algunas de sus pelis favoritas de terror, y un hombre muy dicharachero recordó una en la que salía Mia Farrow caminando descalza por un pasillo en el que se veían amenazadores cristales (parece ser, aunque no tengo el dato confirmado, que la actriz interpretaba a una mujer ciega). Acto seguido se lamentaba el simpático señor de que la susodicha no se hubiera clavado dichos cristales en los pies y aclaraba el por qué de su afirmación como sigue.

Mia Farrow. Se tenía que haber pinchado, a ver si deja de decir barbaridades de Woody Allen. Que nos deje a Woody Allen tranquilo, que es un genio. Qué tiene de malo que se haya casado con su hijastra, si no había vínculo de sangre? Ya se podía callar la boca, la Farrow, que hizo cosas peores, que estuvo viviendo en concubinato con Frank Sinatra, que era de la mafia. Lo que tendría que hacer es callarse y aguantar. Pero ya se sabe, las zorras metidas a predicadoras.

Con la boca aún abierta por el pasmo me vuelvo hacia la Fújur. "Tú has oído eso???" Creo que lo ha oído, porque su cara es un poema. No, en serio, recuerdo vagamante el magnífico follón que se organizó cuando se destapó el escándalo Allen-Soon. Recuerdo cosas feísimas. Farrow asegurando que, además de liarse con la mayor, de 21 años entonces, Allen había abusado de una de las hijas de ocho años, según testimonio de una niñera que había visto una vez ciertas "actitudes íntimas". He visto bastante en mi vida como para saber lo rencorosos que podemos llegar a ser y cuántas veces, por desgracia, se usa a los hijos como arma arrojadiza llegando a la invención más macabra. Es posible que Farrow haya actuado en este caso como una auténtica zorra vengativa, no lo sé. Se sabrá algún día, o no. Quizá esa niña de entonces descubra que nunca fue abusada, que le metieron esa idea en la cabeza. O quizá desvele en su adultez que sí que lo fue. En cualquier caso, uno de sus dos progenitores le habrá jodido la vida.

Por otro lado, hay cosas que no entiendo muy bien. Ser un genio te da patente de corso para ciertas cosas que de otro modo no tendrías? Los hijos adoptivos no son hijos porque no hay vínculo de sangre? Sigue habiendo gente que cree que no son hijos, en efecto? Que se les adopta porque somos así de guays, para presumir de buenos y concienciados y lucir niños ajenos en el parque? No se les ama igual que a los hijos biológicos? No se les debe el mismo respeto? El niño adoptado (máxime si viene de un entorno terrible) nos debe alguna gratitud? Tenemos sobre ellos derechos especiales? Les rigen otras leyes morales que a los que hemos engendrado? Cómo puede alguien enamorarse de una criatura a la que conoció siendo niña, a la que miró con ojos de padre, a la que cuidó y leyó cuentos por las noches? Y viceversa? Cómo una niña pasa de ver a su padre a ver a un amante y compañero? Cuándo y cómo entra la sexualidad y el amor de pareja en todo esto? Cuándo, cómo y por qué se atraviesa esa frontera en apariencia indestructible, el tabú por excelencia? Es menos extraño, tremendo o inapropiado acostarse con el hijo adoptado que con el de sangre? O sólo lo es si eres Woody Allen, como era (o nos parece ahora) menos malo acostarse con niñas de catorce años si te llamabas Chaplin o Lewis?

Allen mismo asegura que fue un error tremendo, una complicación y doloroso para toda la familia que él se enamorara de Soon Yi. Afirma que la amaba entonces y que la ama ahora, pero admite también que fue un error. Y añade, además "entiendo a Mia". Creo que no es difícil entender lo que siente una mujer que un día descubre fotos sexuales de su hija (adoptiva o no, es lo mismo) y se entera de que tras esas fotos no está un noviete cualquiera, sino el padre de la chica y pareja de una misma. No entiendo que luego se haga juego sucio con eso, implicando al resto de la prole salvo que se esté completamente segura de que hubo más. Pero alguien no entiende el cabreo, la decepción, el disgusto, la devastación? Alguien no entiende que esto va más allá de un berrinche de tía despechada porque el marido se calza a la vecina maciza?

Vuelvo a lo mismo. Olvidemos que son Allen y Farrow. Imaginemos que son los del quinto, nuestros amigos, la maestra del cole de los críos y su marido, el taxista. Con la hija adoptiva o biológica. Imaginemos si pensaríamos: "había que caparlo" o bien "son cosas que pasan, que les dejen en paz", o "si yo fuera la mujer, lo mataba" o "no le queda otra que aceptarlo" o qué. Pero por qué tendría nadie que "callarse y aguantar"? Por qué lo de "zorra metida a predicadora"? Por qué ese intento de: "si él es malo ella ha sido peor"? Por qué perdonamos a los famosos actos que nos harían desear linchar a uno cualquiera del barrio, y, en otros casos, quemaríamos vivo al famoso por lo mismo que vemos casi cada día y ni nos inmuta? Esto va como en política? Si son los tuyos los defiendes a capa y espada y si son los otros no les pasas una? No me gusta Allen, y tampoco soy fan de Mia. Que no me gusten no me permite discutir ni cuestionar sus talentos respectivos, ni tampoco ver en ellos cosas que no me gustan. Seguramente ambos han manejado fatal este asunto. Pero creo que si Farrow es una zorra metida a predicadora, Allen es un puerco incestuoso. Por geniales que sean.

martes, 18 de agosto de 2009

Otra de menores


Pero esta sí que es para cabrearse. Por pura impotencia, por absoluta incapacidad (por mi parte) para entender. Por afanarse en encontrar alguna razón y no dar con ninguna. Y es que hay cosas que siempre estarán por encima de toda lógica, de toda sensatez, de todo sentido común (que, como dice mi abuelo, es el menos común de los sentidos).

Soy antitaurina, lo he reconocido siempre. Supongo que influyen varios factores en ello. En primer lugar soy oriunda de una zona con escasa o casi nula tradición en lo que a toros se refiere. Es una de esas cosas consideradas "españolas" que, con todo y con eso, encuentro totalmente ajena e incomprensible. No entiendo muy bien el sentido de hacer daño a un animal y convertirlo en "fiesta" y en "arte". Menos aún entiendo la necesidad, el gusto, la vocación de ponerse uno mismo en grave riesgo por tan nobles motivos. Aunque, en realidad, ambas cosas parecen formar parte del ser humano desde el principio de los tiempos: el maltrato, la violencia y las ganas de jugarse el pellejo para demostrar valentía, hombría o qué sé yo. No lo comprendo, en cualquier caso.

Es lo que considero una tortura gratuita lo que me enferma. Si el torero se plantara delante del bicho con un capote y le diera artísticos y osados pases (ooooole.... ooooooleeeee) supongo que me idea cambiaría mucho. Seguirían sin gustarme los toros, pero creo que los respetaría más. Sin banderillas, sin estocadas, sin sangre, sin muerte. Me parecería mucho más artístico, sin duda. Lo he discutido muchas veces con aficionados a la fiesta, pero, lamentablemente y no sé bien por qué razón, nunca han considerado que tal alternativa sea deseable. Pero bueno, me desvío. No pretendo desbarrar contra el toreo en esta ocasión. Porque, al menos, el tío que se viste de luces y se planta delante de un morlaco como un tanque es un profesional y sabe a lo que se expone. Lo que pretendo criticar, y mucho, y sin piedad alguna, es esa tradición estúpida, imbécil, salvaje, arriesgada y sin sentido que tenemos en este país. Los puñeteros encierros.

Vistos desapasionadamente, los encierros, fiestas con vaquillas y similares que se dan prácticamente en todo pueblo (al menos de Pajares para abajo) consisten en soltar a una manada de animales salvajes y correr delante de ellos. No importa si tienes setenta años o catorce, si estás borracho como un piojo o si no has visto un toro de cerca en tu perra vida. No importa si la última vez que corriste diez metros seguidos fue para coger el bus del colegio. Tú vas y te plantas allí delante, entre el follón, el caos y el griterío, y procuras que el bicho no te desgracie. Y los animales se caen, pisotean, se giran, saltan a los remolques y arremeten contra lo que pillen, sea un abuelo despistado, una turista mal ubicada o un crío. En lo que va de año creo que llevamos 19 muertos en encierros y jolgorios populares. Muchas condolencias desde los ayuntamientos y muchas banderas a media asta. Y al día siguiente, más de lo mismo en el pueblo de al lado.

De esos 19 muertos, había un crío de 16 (murió delante de su propia madre) y un niño de 10 años. Críos que en ningún caso debían estar allí. Porque, en mi opinión, ni siquiera adultos con dos dedos de frente debieran estar ahí. Pero menos aún los chiquillos, que ni si quiera alcanzan a comprender el riesgo que asumen. Un crío no debería jamás correr delante de un animal de semejante calibre, ni siquiera debería estar cerca, parapetado en un carro. Y es que no consigo entender cómo demonios casa nuestra protección obsesiva de los menores con semejante exposición. Alguien en sus cabales osaría ponerse a hacer muecas en las barbas de un león? Nos llevaríamos a los críos a participar de algo así? Si nos contaran en las noticias que un padre cogió a su enano en brazos y se puso a tentar a un tigre de bengala o a un rinoceronte con un palito para luego salir corriendo, y que el bicho acabó merendándose a ambos, no pensaríamos que el tipo era básicamente gilipollas? No nos saldría la vena malvada y musitaríamos un "te está bien. Pa qué vas"? A mí me saldría, lo admito. Y qué diferencia hay? He visto imágenes de padres amantísimos acercar bebés a toros embolaos. He visto a un chaval jugarse el cuero por sacar de un tirón a una nena de tres años que estaba subida al remolque que el morlaco eligió visitar de un brinco. Si en lugar de astados hubieran sido panteras, no me habría parecido mayor gilipollez.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Lolitas y cuarentones


Vamos a ver. Conste que no me tengo por rancia, ni por hipócrita ni tampoco por puritana. Al menos no me considero de tales modos. Pero hay cosas que, sencillamente, no entiendo. De verdad. Y vaya por delante que siempre me ha cabreado que en muchos países sea ilegal que una persona de 18 años duerma con una de 17, considerándose incluso violación en según qué sitios (en varios estados yankees, según tengo entendido). Me parece la madre de todos los disparates. Una persona de 16 o 17 años, creo yo, con sus facultades mentales en condiciones es suficientemente capaz de decidir si quiere o no, qué quiere o no, dónde, cómo, cuándo y con quién. Que a estas alturas aún haya quien entienda que, teniendo 23 años (por ejemplo) se comete una violación al dormir con alguien de 17, aunque éste consienta, me pasma. Me parece una sobrada caduca, un empeño absurdo de cerrar los ojos y seguir pensando que, hasta cierta edad concretísima, la peña es asexual como un botijo. Afirmo, además, que le encuentro el inevitable tufo sexista a la cosa. El asunto se criminaliza más cuando el mayor de edad es hombre. Quizá sean menos en número, pero también hay mujeres legalmente adultas que gustan de retozar con jóvenes y jóvenas. Es igualmente ilegal, claro, pero socialmente no se ve igual. Una treintañera que se zumba a un teen es una alocada de la vida, pero poco más. Casi termina convertida en trofeo... del chaval.

La gran paradoja es que una sociedad que protege a los menores hasta la náusea, exculpándoles de cualquier responsabilidad, considerándoles poco menos que inválidos, convirtiéndoles siempre en víctimas, se pase al extremo en según qué temas. El mismo sistema que nos aterra, que nos insta a vigilar conexiones de internet y móviles, que nos advierte de la necesidad de estar siempre atentos y controlar si nuestros chavales comen o no, si beben, si se drogan, con quién andan o de qué hablan, la misma sociedad que condena sin piedad cualquier abuso cometido contra ellos (lógico, por otro lado), que tanto dice preocuparse de la influencia nefasta de pelis, grupos musicales, videojuegos y máquinas de condones sea la misma que luego aplaude ocurrencias insólitas. Al menos a mí me lo parecen.

Medio país se mantuvo fiel a su cita semanal con los avatares del poli guapo treintañero enamorado de la colegiala ñoña (que pronto dejó de ser ñoña). Madres y padres que yo conozco se emocionaban y extasiaban con las idas y venidas de tan inverosímil romance (al menos a mí me lo parecía). Los mismos padres y madres, por cierto, que hubieran castrado con un cuchillo jamonero al primer ser humano de sexo masculino que hubiera osado respirar a menos de diez metros de sus hijas adolescentes. Y quizá fuera eso lo que más me llamaba la atención. Suspiros de felicidad ante las dichas y desdichas de la tal Sara y el tal Lucas. Aunque, eso sí, que ningún Lucas tenga la peregrina idea de arrimarse a sus Saras. Copón. Una cosa es una cosa y otra cosa un berberecho.

Yo sigo sin entenderlo, pero no importa. Afortunadamente, la culta, progre y modelna tele de nuestro país sí que debe comprender este desatino (al menos a mí me lo sigue pareciendo) y ha decidido deleitarnos con otra serie de calidad y enjundia argumental. El sugestivo título, por lo visto, es "90-60-90: diario de una adolescente" o algo asín. Trata (atención) del amor imposible entre una chavalina de 16 años y un apuesto "jovencito" de 41. Ahí queda eso. Tal cual. "Historia de amor", nos dicen. Ah, bueno, vale, si es amor entonces la veremos. Fíjese usted que servidora (malpensá ande las haiga) ya se había hecho ideas equivocadas, dejándose llevar por malsanos prejuicios, imaginando topicazo tras topicazo. Se puede usted figurar: canalla cuarentón con crisis de esas de pendientito ridículo intentando arrebatarle la flor a una cándida mozuela de secundaria. Ah, depravado. Ah, delincuente. Ah, marrano. Y la pobre nínfula, enredada en sus engaños, rendida por dulces palabras maliciosas. Ah, bellaco. Tragedia!!! Pero no, coñe, no. Que es una historia "de amor". Menos mal. Si el cuarentón tiene la suficiente cara de santo y a la chiquita le calzamos tacón de aguja, entonces no pasa nada.

En fin, que si ustedes lo dicen será amor y no vicio. Pero por muy fashion que me disfracen a una teen, es una teen. Y casi me cuesta menos entender que el cuarentón se sublime de lujuria pura y dura. Lo que no me entra en el melón, por guapo que me lo vendan, es que un tío de cuatro décadas pueda sentir AMOR por una pazguata de 16. Se siente. Me van a perdonar. Hablaré de mí, porque soy la que mejor me conozco. Por circunstancias varias de la vida fui una enana bastante precoz y madura. Lo bastante como para moverme entre peña de veintipocos sin incomodar a nadie. Pero con todo y con eso, y por listísima y profundísima que fuera, les puedo asegurar que ningún tío de 41 tacos, ni de 30 siquiera, habría podido enamorarse de mí ni borracho. Salvo que padeciera un retraso mental severo. Que se me quisiera tirar alguno es otro cantar. Pero que tras el supuesto e imaginario arrebato pasional se plantearan siquiera aguantarme diez minutos seguidos... venga ya. A los taytantos ya va teniendo uno las partes peladas. A los diecitantos no sabes ni por dónde toses. Cómo puñetas cuaja la movida del crédito, la jodía hipoteca y el expediente de regulación de la empresa con un concierto de Andy y Lucas, el parcial de química y el novio nuevo de la Vane? Alguien me lo explica?? A Dios gracias los guionistas sabrán contarnos de manera creíble esa bella "historia de amor". Y capaz que nosotros tragaremos. Qué bonito. Del norte. Oiga.

lunes, 10 de agosto de 2009

Peludos


Siempre doy la tabarra con eso de que mucha gente parece decidirse a tener hijos por las razones más peregrinas. Anda que no lo hemos debatido, y que si la educación nefasta, que si los niños tiranos, etc. No me repetiré (por ahora). Pero está claro que si hay personas que tienen enanos al buen tuntún y sin pararse a reflexionar medio minuto... calculad lo que pasa con las mascotas.

No soy una "loca de los bichos", pero me gustan. Los respeto, intento no humanizarlos en exceso y no soporto que se les haga sufrir de ningún modo. Me cabrea la irresponsabilidad, máxime aplicada a seres vivos. Observo con pasmo cómo hay gente que literalmente disfruta maltratando animales, cómo se muestra inconmovible a su dolor, con qué alegría y jolgorio se abandonan mascotas. Flipo con las modas. Os habéis fijado?? Cuando yo era niña todios tenía pastores alemanes. Con los años la onda fue cambiando: huskys, boxers, labradores, pit bulls y demás razas que luego se consideraron "peligrosas", el highland terrier blanquito (manejable y muy urbano) y ahora mismo el puñetero bull dog francés, entrañable, sí, pero feo como un cuerno, una especie de cerdito enano que no ladra, hace "oink". Tendencias.

No digo nada siempre que uno sepa lo que hace, quiera a su bestia, la cuide, la respete. Se responsabilice de ella y no la abandone al primer par de zapatillas mordisqueadas. Porque, sépanlo, señores, las mascotas dan por culo que es un primor. Hay que sacarlos aunque granice, cambiarles la arena, aspirar toneladas de pelo, romperse la cabeza en vacaciones, llevarlos al veterinario, gastarse pasta con ellos. Es así. No está de más evitar caer en la imbecilidad absoluta (mi Cuki sólo come pollo guisadito de mi mano, es que no quiere nada más la muy consentidota) y es deseable molestarse un poco (una mascota no necesita collares de diamantes, pero igual sí que agradece no tener los piños carcomidos de sarro).

El pasado año se abandonaron en este país tres mil gatos por la extrañísima razón de que llegaba un bebé a la familia. Alucinen. Pásmense. Flipen en colores. Parece ser que ha calado hondo eso de la paranoia con la mega higiene antibacteriana, y de chuparnos el zapato lleno de barro hemos llegado a la desinfección de chupetes con salfumán. Curiosamente, de criar niños como toros hemos pasado a criar zotes belloteros llenos de alergias, toses, mocos, intolerancias, sarpullidos y diarreas. Los niños ya no pueden ni beber agua del grifo, como para tener bichos en casa. Son legión los enanos que han crecido recibiendo lametones perrunos, agarrando gatos por el rabo y hasta compartiendo helados con algún peludo compañero. Todos los que conozco son como robles. Pero ahora resulta que si la toxoplasmosis, que si el asma y que si la madre del cordero. Pánico. Horror.

Y digo yo, cómo es posible que haya pediatras, maestros y hasta tocólogos con gatos y con perros? Cómo es que las veterinarias osan quedarse preñadas, y hasta ejercen con el bombo a cuestas? Por favor, seamos un poco sensatos y dejémonos de pijadas. Por qué un animalejo sano, cuidado, querido, bien alimentado, con sus vacunas y sus antipulgas debería ser un riesgo para un tierno infante? (Máxime cuando todos sabemos que, normalmente, el riesgo lo corre la mascota). Cuántas enfermedades mortales de necesidad puede agarrarse un perro que apenas sale al parque del barrio, o un gato que en la vida atraviesa la puerta de la calle? Qué pueden tener de terrorífico unos bichejos que llevan chips, cartillas médicas, certificados y toda la pesca, cuando no pasa un año sin que su matasanos personal te llame para recordarte que le toca la pipeta de las garrapatas o la trivalente de marras?

Parece como si la mascota fuera el ensayo previo al niño. Un experimento. Una vez logrado el niño, nos deshacemos de la mascota. Es estúpido y es cruel. Y no es necesario. Y como lo sabemos, y sabemos que "él nunca lo haría" no nos cansamos de buscar excusas peregrinas. No sé si tendré hijos algún día. Si los tengo estoy segura de que los querré por encima de todo. Pero en esta casa, campeón, hay una perra y dos felinos. Y ellos llegaron antes. Así que ojito con tirarles de la oreja. El pelo no es aconsejable masticarlo. Las galletas de animales saben malamente. Y si te llevas un arañazo, mercromina y a correr. Aprenderás mucho de tus hermanos de cuatro patas. Probablemente serás mejor persona. Responsable y cariñoso. Nunca tendrás mascotas así, a la ligera. Y puede que jamás sepas lo que es una alergia. Me lo agradecerás.

viernes, 7 de agosto de 2009

Mejor que la Thermomix!!!


La hemos bautizado "Petronia", y estamos encantados de haberla conocido. El cacharro es inteligentísimo, y, desde luego, mucho más hábil que yo. No hace ni una semana que la tenemos y ya hemos disfrutado de sus proezas culinarias: merluza en papillote, gazpacho, crema de calabacín y puerros, guiso de ternera al vino tinto... el acabóse. Y cuando nos levanten el castigo, no quiero ni pensar en las posibilidades reposteras del asunto. Porque sí, servidora había intentado ponerse las pilas, buscando recetas en internet, preguntando a la Mamma, investigando con afán. Y no, claramente la cocina no es lo mío. Normalmente consigo que los platos estén comibles, incluso sabrosos alguna vez... pero, en el nombre de todos los dioses, por qué jamás me quedan tan divinos como en las fotos??? Todo se me espachurra, se me desmenuza, no sube, o sube demasiado, no cuaja o se churrusca. Los hados no me obsequiaron con el don de los fogones. La musa del gran chef se ríe de mí descaradamente. Pero ah, venganza. "Petronia" nunca falla. No se le quema el ajo de los sofritos, ni se le apelmaza la masa. Es sabia! Controla tiempos y grados como ninguna. Oh, maravilla de la ciencia moderna. De acuerdo, sí, es trampa, pero y lo que nos divertimos con nuestro nuevo juguete? Y la de tiempo que tenemos para hacer el idiota? Y lo rico que nos sale todo??? Ñam, ñam...

domingo, 2 de agosto de 2009

Perlas filosóficas


Es lo que pasa cuando padeces de ciclotimia galopante. Te pones tierno como un bizcocho y al rato te da por hacer el burro. De la profundidad a la banalidad en apenas un click. No puedo dormir, para variar, el tiempo no acompaña (sigue lloviendo) y me ha dado un ataque de soberbia absoluta al dar por casualidad con una recopilación de frases célebres de famosetes. Son guapos, tienen pasta, pero algunos son gilipollas. Envidia? Quizá de la belleza de algunos y de la pasta de casi todos. Ahora, por lo demás, qué subidón. Qué alegría. Qué gusto eso de que la naturaleza le bendiga a uno con un par de neuronas. Lo siento, hoy me siento pedante, que diría Miguelito. Se me pasará. Entre tanto, riámonos un rato con crueldad y sin disimulos.

Refiriéndose a Naomi Campbell. "Esa rastrera sinvergüenza merece ser muerta a patadas por un asno... y yo soy la indicada para hacerlo". Asna Schiffer, modelo.

"Nunca en mi vida he leído un libro, no me da tiempo; prefiero comprar discos". Vicky Analfa-beckham. Ex cantante.

"23 años es viejo, es casi tener 25, que es como estar entre 20 y 30". Jessica Simpson, cantante, definida por muchos como el mejor cuerpo de América y el menor cerebro.

"Por qué en París todos hablan francés?". Karina Jelinek, modelo argentina, aficionada a las preguntas con enjundia.

Ante la pregunta: qué música te gusta? "La de los cd´s". Nicole Neumann, modelo argentina, presentadora, actriz y playmate. Frase también atribuída a la famosa chica playboy Anna-Nicole Smith. No está muy claro cuál de las dos Nicoles encontró tan preclara respuesta.

"Definitivamente me gustaría conocer a Lady Di, afortunadamente ya murió". Alexia Zambrano, o quizá Mónica Castañeda, o no sé sabe muy bien quién. En cualquier caso fue una aspirante a Miss Colombia. No está muy claro porque seguramente el MI6 debió hacerla desaparecer. Lógico. Una peligrosa republicana radical que, por lo visto, planeaba matar a Diana de Gales. Se ahorró el esfuerzo, la muchacha.

"No he cometido ningún delito, lo que hice fue no cumplir la ley". Jennifer López, actriz, cantante y experta jurista.

"Me gustaría viajar a Roma, porque es la tierra donde nació Nuestro Señor Jesucristo". Frase atribuída a: Marilu Bonchini, candidata a Miss Argentina; Damaris Dediego Torres, Reina de la Belleza de Colombia, y a Shakira. A una de las tres no le compensó nada estudiar con las monjas.

"No pienso mucho, no me gusta pensar porque cuando lo hago me asusto". Pamela Anderson. Actriz, playmate y horror vacui.

"Nunca he fumado marihuana porque da celulitis". Valeria Mazza, modelo y experta en salud.

Ante la pregunta: si hubiera un holocausto nuclear en la tierra, a qué dos personas elegirías para repoblar el planeta? "Al Papa y a la Madre Teresa de Calcuta". Carolina Gámez, Miss Chile, hereje y blasfema.

"Mido 1.78, pero déjame decirte que con tacones soy más alta". Liza Echevarría, modelo, pero sincera.

"Fumar mata, y si te mueres has perdido una parte muy importante de tu vida". Brooke Shields, actriz y filósofa.

"Las películas de hoy día son raras, te hacen pensar". Britney Spears, cantante y cinéfila.

"Alguien sabe dónde va a ser este año el festival de Cannes?" Christina Aguilera, cantante y experta en geografía.

"A veces en el fútbol tienes que marcar goles". Thierry Henry. El fúmbol es asín.

"Perdimos porque no ganamos". Elemental, querido Ronaldo.

"Me dan mucha pena las víctimas del Surimi". Ninel Conde, actriz mexicana, oceanógrafa y nutricionista.

"Quiero ayudar a los niños de Jafra". Gloria Trevi, cantante mexicana. La de Doctor Psiquiatra. No le venía mal. Eso y un mapamundi.

"Yo no viviría para siempre porque no querríamos vivir para siempre, porque si se supusiera que debiéramos vivir para siempre, entonces viviríamos para siempre, pero no podemos vivir para siempre, que es por lo cual yo no viviría para siempre". Heather Whitestone durante la elección de Miss Alabama 94. Llegó a Miss América. Y, afortunadamente, no vivirá para siempre.

Ante la pregunta: crees que las guapas son tontas? "No, también hay feas tontas". Paris Hilton. Vividora, fea y tonta. Menos mal que no hay mujeres listas, sean guapas o feas. Así a ella se le nota menos.

"Nunca he querido ir a Japón. No me gusta el pescado y sé que es muy popular allí, en África". De nuevo Britney Spears, que en lugar de ir al colegio cantaba en el Club Disney.

"Mi comida favorita es el pollo y el atún, y lo más increíble es que los dos vienen del mar". Jessica Simpson again. Zoóloga. Empiezo a creer que es hija de Homer.

"Creo que el matrimonio homosexual es algo que debiera darse entre un hombre y una mujer". Arnold Schwarzenegger. Actor, mazas, político y ultra liberal. Casemos a los gays con las lesbianas. Despiporre.

"Mi inspiración no es Madonna, es María Callas". Paulina Rubio, cantante. Se nota, se nota. La voz es idéntica. La elegancia no digamos. Estás más guapa cuando te Callas.

En un late show de esos. "Empecé a soñar que iba por un río enorme, en una canoa, y que había personas a los lados que me hacían gestos. Le dije a un amigo que tenía que ir al Amazonas, pero que no conseguía encontrarlo en el mapa de África". Matthew McConaughey. Actor. Otro experto geógrafo. Menos mal que te encontró Penélope a ti. Habría hecho honor a su nombre si llega a esperar que tú la encuentres a ella en Madrid.

"Siempre que veo la tele y veo a todos esos pobres niños hambrientos no puedo evitar llorar. Quiero decir que me encantaría ser así de flaquita, pero no con todas esas moscas, y muerte y esas cosas". Mariah Carey, cantante. Sentido y Sensibilidad.

Iba a ponerme profunda, pero terminaría cabreada. Prefiero reírme, la verdad. Con soberbia, pedantería y prejuicio. Tengo el día tonto.

sábado, 1 de agosto de 2009

Nuestra niña eterna


Ayer nuestra pequeña duende cumplió 16 años. Y, como decía aquel, carne de gallina en el corazón. No debiera ocurrirme, en principio, ya que he asistido sin demasiados sobresaltos a las bodas de algunos de mis primos, a la paternidad de uno y el embarazo (de momento) de otro (de su mujer, se entiende), al empeño del calendario en que mi hermano pasara de los 17 años (edad a la que le anclé mentalmente durante siglos, tras eones encerrándole en los 14, yo, poco filial, menos maternal incluso, acostumbrada a un niño que ya en EGB tenía barba, levantaba metro noventa y calzaba un cincuenta, empeñada por no sé qué razón en crecer por mí y por todos mis compañeros). Servidora, que ve con cierta nostalgia pero con resignación cómo los cuatro abuelos dejan atrás la barrera de los ochenta, cómo padres y tíos se acercan peligrosamente a los sesenta, cómo niñas a las que vi nacer terminan el instituto y apenas pueden disimular las dos cabezas que me sacan, o el brillo de labios que se dan mientras juegan a la goma con las más pequeñas. Divinas primas las mías, que se obstinan en seguir siendo niñas en un mundo en el que parece ya no haber transición entre las gominolas y el calimocho. Apuesto a que las tienen por pánfilas, pero qué sabias son, todas ellas, alargando sin pudor la era más feliz, sorteando sin complejos esa tontorrona edad del pavo, contentas con ese ancla que las retiene en un universo de muñecas en el que las quinceañeras de metro setenta saltan, corren y ríen con sus primas-amigas de nueve.

Pero ella, nuestra duende, la niña especial, la reina de mi corazón, la maga de la música, esa que lleva una etiqueta, de la que los señores doctos dicen que le falta medio cromosoma (aunque nosotros sabemos perfectamente que es, en realidad, un hada caída por azar entre simples mortales), ha cumplido 16 años. Con su cuerpo de ocho, su alma de seis, sus brillantes ojos de recién nacida, su inocencia intacta, su bondad absoluta, mi pequeño trasgu. Qué harás tú con tus 16 años de cosas que no comprendes, de hormonas que no controlas, de miedos que no conoces, de confianza ciega en un mundo que concibes tan bueno como tú misma? Qué será de ti, mujer y niña, que vas por la vida confiando en que los abrazos son siempre sinceros, las intenciones siempre blancas, la gente tan incapaz de lastimar como lo eres tú? Sabrán todos cómo pagarte esa belleza tuya, esa generosidad tuya, ese modo de darte sin reservas ni dobleces? Podrá el mundo tratarte como te mereces, sin golpes, sin sufrimiento, sin maldades de las que no sabes defenderte porque ni te imaginas que puedan existir? Seremos capaces nosotros, tu clan, tu tribu, de protegerte en esta jungla en la que el fuerte se come al débil sin que le tiemble el pulso, esta jauría humana que somos los que tantas veces asociamos bondad con estupidez?

Ojalá pudiera blindarte contra lo que te espera, cariño mío, pero cómo hacerlo sin cargarme esa inocencia que es tan tuya como tu piel? Carne de gallina en el corazón, mi pequeño duende, cada vez que pienso que no hay modo alguno de prepararte para lo oscuro, que no existe manera posible de pertrecharte sin destruirte primero. Nada puede hacer tu prima mayor, salvo asegurarte que tu clan siempre estará contigo, porque, pase lo que pase, si en algo estaremos de acuerdo mientras nos quede vida es en que tú eres nuestra Reina, nuestro regalo, el hada de la voz mágica, el sol entre los planetas, nuestra luz, lo mejor de nosotros, el duende, la paz. Nuestra niña eterna. Felices todos tus días.