jueves, 3 de marzo de 2011

Adiós, Michi


Desde luego tengo que reconocer que te has portado, como siempre hacías. Supiste perfectamente que era la hora y así lo declaraste, quedándote tranquilamente tumbado y despidiéndote de La Mamma con unos cuantos mordisquitos en las manos. Diste tu último paseo en coche mirando por la ventanilla y nos dijiste adiós sin una queja, tan sereno como siempre (gracias, María, porque lograste que este momento resultara apacible. Nos hiciste sentir como en casa, y eso no tiene precio).

Cuando llegaste a nosotros yo era una colegiala flaca y desgreñada de 13 años, Godzilla apenas tenía 10 (usabas una zapatilla suya como cuna!) y La Mamma era una flamante cuarentona. Nos has dado veinte añazos de mimos, juegos, trastadas y volteretas. Te cargaste la figura del marinero y la niña (aunque milagrosamente logramos reponerla) y toda la colección de porcelana de Limoges. Siempre fuiste un sibarita eligiendo qué clase de adornos estampar contra el suelo. Supongo que el cristal barato no suena igual al hacerse añicos.

Te bautizamos con el aristocrático nombre de Zar, pero te negaste tozudamente a aceptar dicho título. Tenías un precioso manto de pelo color chocolate, una curiosa ausencia total de rabo y los ojos más azules que yo haya visto nunca. Eras cariñoso como un perro, te gustaba estar en brazos como a un bebé, acampabas cada invierno junto a la estufa, dormías en nuestras camas, adoptaste con resignación a aquel loco pelirrojo llamado Lenny que te perseguía por el pasillo, te pirriabas por las sardinas fritas y las clases de lucha libre con Godzi, nos asustaste mil veces saltando en la oscuridad para apresarnos las manos en cuanto las acercábamos a las llaves de la luz y fuiste un cuidador devoto haciéndonos compañía cuando estábamos enfermos o tristes. Eras un encanto, siempre lo fuiste.

Envejeciste de repente, tras años y años pasmando a los de las batas verdes. Aquel pelazo como visón se volvió áspero y se cubrió de canas. El asma te volvió dormilón y perezoso, lejanas ya las correrías de juventud. Los preciosos ojos se te fueron empañando de niebla. Y, sin embargo, ahí seguías, fortachón y cariñoso como siempre. Fuiste tan discreto que ni siquiera buscaste el final trágico. Recorriste todo el camino y, sin aspavientos, decidiste que ya estaba bien.

Así que gracias por estas dos décadas de lealtad y grandes momentos. Gracias, sobre todo, por ser el fiel escudero de La Mamma cuando el nido quedó vacío. Y gracias por tu generosidad, por empeñarte en vivir precisamente hasta estar seguro de que habría dos enanos de camino para llenar ese hueco que dejas. La Mamma (tuya y mía) llora hoy tu marcha, pero pronto tendrá a los nuevos cachorritos para jugar. Sé que muchos nos tomarán por locos, pero la verdad es que no importa. Peor para quien no lo entienda. Eras el hermano pequeño, el rey absoluto de todos los gatos que en el clan han sido. Eras de la familia. Ahora descansas, muy cerquita de Lenny, junto a las raíces de un manzano joven y fuerte, con tu rinconcito adornado de rocas y flores. No necesito que tenga la menor lógica, me consta que debe haber un buen lugar para todos los bichos que nos han dado tanto. Y tú ya estás allí.

Adiós, Michi. Buen viaje. No te olvidamos.

10 comentarios:

Cris dijo...

Lo siento mucho, Len!!! Michi ha sido muy feliz a tu lado. Y seguro que está en el cielo de los gatos. Besos.

Anónimo dijo...

Un besin Len. Y quién no lo entienda que le den, una mascota es alguien muy importante de la familia, uno más.


Marechek

Lenka dijo...

Muchas gracias, chicas. Desde luego que somos muchos los que sí lo entendemos, aunque haya quien nos tome por taraos.

Mi madre lo explicaba siempre con mucha guasa: "El Michi lleva conmigo más años de los que estuvo tu padre!!!" XD

Cómo no vas a querer a un bicho que siempre te acompaña y hasta pone cara de estar escuchándote?? Les da igual que tengas la gripe, que vayas en plan adefesio o que veas bodrios en la tele. Un peludo de estos sólo necesita comida, agua y tumbársete al lado, nada más. El resto ya lo pone él. Seguramente es mentira que nos quieren, seguramente los humanizamos todo el tiempo, pero también eso nos lo permiten.

Y que me encierren por chalada, pero hay cosas que entienden, que saben o que perciben. Cuando volvimos a casa tras el "funeral" de Michi, la Fújur no paraba de olerme las manos y lamerme la cara. Y es que, después de toda una vida mirando a los perros con infinito desprecio felino, el Michi terminó rindiéndose a los encantos de esta pesada (no se rinde nunca, qué tía). No es que jugaran juntos, vaya, él ya era demasiado anciano pa tales aventuras, pero quién nos iba a decir que un gatazo tan viejo y con sus manías de abuelo iba a consentir que una perra le peinara patrás con un lenguetazo a traición en la cabeza!!!!

Cuando Lenny se nos fue, Michi (y mira que no se llevaron nunca del todo bien!) se metió en la camita del peque y no salió en todo un día. La próxima vez que la Fújur vaya a casa de mi madre sé que buscará al gato aquel tan gruñón sin cola y que, a su manera, entenderá lo que ha pasado.

Será humanizarlos, pero es que a veces son como nosotros. Y muchas veces son mejores que nosotros. Lo dicho: peor para quien no lo entienda, porque se pierde algo muy bonito.

Besos a las dos!!

Inés Valencia dijo...

Jo Len, leerte ha sido como ver un video resumen de esos 20 años. Me ha encantado y, cómo no, me ha hecho adorarle. Algunos dirán que qué poco necesito, pero es que yo con los bichos son una chica pero que muy facilona.
Qué te voy a decir que no sepas y que yo sepa que no sepas... que siempre vale la pena. Estén 20 años o 20 días. Son fantásticos. Inteligentes como nosotros, sensibles como nosotros, cada uno con sus cosas, como nosotros. Pero su mayor don es el de no ser como nosotros, ser mucho mejores y más puros. Es imposible no querer a seres así.

Un abrazo gigante, Len, para todo el clan y para la Mamma. Lametones y picotazos flojitos de toda mi tropa.

Lenka dijo...

Ahora está en un sitio donde todos son cachorros otra vez. Seguro!!

Besos, Lala.

Alberich dijo...

Ahora está en un sitio donde sólo existen las cosas que adoraba...
Un abrazo fuerte!!

Kaken dijo...

Pues a que negarlo, he llorado al leerte, Lenka.
Y me cuesta mucho explicarlo, yo que he sido siempre tan sintética y correctita...pero se me mueve el sentimiento de pérdida justo cuando yo, por fin, he sido capaz de ahijar a mi gatilla, de la que no espero que me acompañe 20 años, ni pensarlo quiero...
No me parece momento de "discutir" sobre sentimientos, sobre si son mejores o peores los animales o los humanos, no..
A mi me pesa la ausencia tuya, la de tu madre, la de todos aquellos que quisieron a Michi-Zar.
Es precioso lo que has escrito sobre el, lo que has captado para tu bien con una ida y una venida doble de tus xaninos, es...sentimiento...
Te acompaño literalmente en tu sentimiento y, si puedes, traslada un fuerte abrazo a tu madre, cada vez que escribes sobre ella la siento más cercana.

Da igual donde esté, porque estará en tus recuerdos, en los míos también, y en la mente de todos los seres medianamente sensibles que hayan comprendido lo que fué para tí y los tuyos.

Michi ya habita también en los recuerdos de los míos, de los cinco.

Muchísimos besos, Lenka.

Lenka dijo...

Gracias de nuevo a todos!

Ay, Kaken, claro que es exagerado decir que los animales son mejores que nosotros. Pero sí creo que es una buena forma de afirmar que no tienen doblez ninguna. Tengan hambre, miedo, sueño, ganas de jugar o de estar a su aire, te lo demuestran claramente y sin rodeos. Seguro que eso lo has captado enseguida en tu Minnie. Claro, no son seres complejos, son simples. No razonan. Se mueven por instintos. Es verdad. Pero muchísimas veces agradeces esa simpleza. Con tus bichos no te equivocas. Están ahí, sin más. Siempre te acompañan, da igual tu estado de ánimo, si tienes menos dinero que hace un año o más canas, o una racha horrible. Están. Te reciben y te acompañan con el mismo entusiasmo pase lo que pase. Eso es lo bonito de que no piensen: no se complican. Ni mienten.

Y luego está la parte ñoño-poética. El verles actitudes o sabidurías humanas, algunas que llegan incluso más allá de lo humano. Seguro que es pura ceguera de frikis animalistas, pero tiempo al tiempo. Terminarás descubriendo en Minnie cosas que te dejarán pasmada y que no podrás explicar con lógica alguna. Y por eso se te acabará escapando la exlicación poética, ya verás. Es otra cosa hermosa que tienen: por más básicos que sean consiguen que hagamos poesía sobre ellos. Tiene mérito!!!!

Gracias miles a tu clan por considerar a Michi parte de vuestro recuerdo. Qué bonito es leer eso! A veces cuesta mucho transmitir lo que un bicho ha significado en la vida de uno, pero veo que se entiende muy bien. Y es que, curiosamente, cuando llevan contigo tantos años tienes muy asumido que se irán pronto, pero por otro lado... siempre han estado ahí!!! Y a todos los que le conocen les entra una especie de incredulidad. Hoy le pasaba a amigos y familiares. Qué tiene de raro que nos deje un pequeñajo de nada menos que veinte años?? Nada, no es una sorpresa, verdad? Pues todos recibían la noticia como si fuera de lo más inesperada! Como si las cosas no encajaran del todo sin él. Porque él siempre estaba!!!

En fin, nos haremos a la idea, como asumimos siempre cualquier pérdida. Si algo me consuela es saber que tanta gente tuvo sobrado tiempo para conocerle y quererle, algunos incluso en la distancia. Qué orondo y orgulloso estaría!! XD

Desde luego es La Mamma la que peor lo va a llevar. Hoy llegó a casa del trabajo y lo primero que hizo fue cambiar el agua al bebedero. Ayns. Es un amor y una rutina de veinte años. Pero lo superará sin duda, sobre todo cuando lleguen los xaninos. Y también porque (siguiendo con las cosas ilógicas) el Michi siempre, siempre estará con ella.

Besos a todos!

Anónimo dijo...

Soy Flo, Len.
Un besin muy fuerte para ti y la familia.
Nosotros hemos perdido ya cuatro gatos y eran mimosos, cariñosos, buenos, juguetones,...y un miembro más del clan.
Besos

Lenka dijo...

Hola, Flo!! Se hace muy duro perder a un bicho, desde luego. Para nosotros era tristísimo ir perdiendo a los que pululaban por la finca de mis abuelos (y eso que eran medio salvajes, pero les coges cariño igual), fue muy duro perder a Lenny (tan jovencito el pobre!!) y ni te cuento perder al enano este después de tantísimos años. Es ley de vida, claro, y prefieres que se vayan tranquilamente antes que verles sufrir un sólo minuto, pero se les echa mucho de menos. Qué buenos compañeros son!!!