lunes, 16 de mayo de 2011

Vergüenza torera



Siempre se dice que los latinos somos expresivos, vehementes, emotivos y pasionales (entre otras cosas). No es que yo lo niegue (y aquí podríamos entrar en debates sobre biología, entorno, cultura, genes y toda la pesca), pero debo admitir que yo no soy así para nada. Lo mismo es que, dentro del mundo latino, estoy demasiado al norte. Al fin y al cabo si nos ponemos a analizar aspectos (clima, gastronomía, folclore...) un astur, a simple vista, tiene más cosas en común con un escocés que con un sevillano. No es coña, ni creo que esté exagerando. Naturalmente que uno es lo que es, y que, como española, siempre habrá más entendimiento y complicidad con el sevillano. Es que tenemos la misma historia detrás, digamos. O hemos escrito distintos párrafos del mismo cuento. Pero en ciertas cosas admito que una se asoma al Puerto Pajares y piensa: "cielos... comparados con todos esos, somos marcianos!!!"


En fin, que ya me estoy liando y no quería yo hablar de esto ahora. Lo que pretendía explicar es que hay ciertas maneras de expresar los sentimientos que parecen irremediablemente ligadas a la cultura de uno. Más o menos todos damos por sabido que un japonés es mucho más contenido que un italiano, y afirmamos como cosa incuestionable que un cubano es más abierto que un noruego. Así, en general. Con los matices personales que se quieran. A partir de ahí podemos cribar cuanto deseemos, y meter cienes de variables: que si educación, que si nivel cultural, que si creencias, que si esto y aquello... (y discutirlas también, faltaba más).


A qué viene todo esto? Al tema del dolor y de los miedos. Os aseguro que yo intento ser absolutamente comprensiva y respetuosa con las muestras de dolor y de miedo de todo hijo de vecino. En serio. Qué menos. Pero confieso también que cuando veo el modo en que algunas personas expresan esas emociones me invade una vergüenza ajena indescriptible. Y me ocurre sencillamente porque yo soy contenida y vergonzosa con las emociones (con otras cosas ni por asomo). Porque soy muy poco latina. Porque me abochorna hablar demasiado alto, llorar en público o mostrar según qué debilidades. Ejemplos? Mogollón. Qué puñetas es eso de tenerle miedo al dentista? Si te pone anestesia!! Y, te haga lo que te haga, existe el Nolotil. No se puede tener miedo al dolor habiendo Nolotil! Miedo al ginecólogo? Cielos, yo empecé a ir a los 11 años. A esa edad ya me hacía la cera, jajaja. Jamás lloré al vacunarme, porque me enseñaron que no dolía un pijo, que era un pinchazo de nada y duraba segundos. Todo lo relacionado con los ojos me da cierta grima, pero me hicieron mil perrerías cuando me operaron con láser y lo único que había que hacer era relajarse. Punto. Aunque no temo a las agujas (llevo cinco tatuajes, leñe, y más que pienso hacerme) ni mucho menos a la sangre, siento un yuyu espantoso por las venas (cada cual con sus chorradas), pero desde que me preñé no paran de aguijonearme y ponerme vías y siempre actúo como si me importara un pimiento (qué voy a hacer?? Echarme a llorar ante la enfermera???) Os aseguro que sufro, que siento palpitaciones y sudores fríos, pero sonrío, respiro con normalidad y me controlo. Y se pasa.


Nunca es tanto como parece. No importa si me sacan tres muelas de una tacada, si me deshacen a huevo un nudo de tendones en el brazo o si me sanjan un dedo y me lo exprimen para curar una infección. Puedo apretar los puños hasta marearme y perder el aliento, pero nunca daré un grito. Porque me da vergüenza. Porque el dolor y el miedo se pueden controlar perfectamente, al menos en la mayoría de los casos. Y, en el peor de los casos, suelen ser cosas pasajeras. Porque sospecho que los nervios y la histeria sólo empeoran las cosas y aumentan el sufrimiento. No vale la pena. Y porque, definitivamente, da mucho palo eso de perder los papeles en público. Al menos a mí. Cómo si no se explica que con mi ascazo a las venas sea donante de sangre? Porque puedo con ello, porque no es para tanto. Y porque ciertas cosas valen la pena, o bien son inevitables. Así que... para qué montar un pollo que no conduce a nada?? Seguramente es eso, vergüenza torera, mera pose, orgullo. Será. Pero a mí me vale!! Hace años que aprendí a quitarme las migrañas sin medicación, sencillamente relajándome. Será verdad que la chulería ayuda a dominar dolores y fobias?? No todo dolor, desde luego, y no toda fobia. Nada de eso. A ver quien es el guapo que consigue olvidarse de un brazo roto meditando. Pero sí, creo que muchos sufrimientos "cotidianos" pueden controlarse cuando uno se empeña. O quizá sólo puede controlarse la reacción ante ellos. Que no es poco decir. Ya lo decían las abuelas: "si lloras te duele más". Resulta que tenían razón. Al menos yo estoy convencida.

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