martes, 6 de diciembre de 2011

Qué se siente?

 Le pregunto a La Mamma cómo es eso de ser abuela. Si lo imaginaba así. En realidad supongo que pasa como con ser madre: por mucho que le eches inventiva no lo sabes hasta que tienes a tus hijos en los brazos. Antes de eso ni alcanzas a comprenderlo. Le pregunto a La Mamma cómo se quiere a los nietos. Si es como con los hijos o totalmente distinto. Ella menea la cabeza, como si la mera idea la superase. Y pega un suspiro de los suyos, de esos que se le escapan cuando algo le parece muy grande, muy hondo. La Mamma es de esas. No melodramática, no va por ahí. Es de las viscerales, de las que siente de un modo animal y primitivo, de las que ama y odia desde las raíces. Uno de esos seres que puede aplastarte con el dedo meñique y barrerte como un tifón. No lo hace intencionadamente, claro. Además, curiosamente, es también de esas personas incapaces de discutir, temerosa de los demás, apocada, demasiado emotiva, alguien a quien puedes achantar con un grito. Siempre me he preguntado cómo demonios se puede ser tan complejo, tan extremo. La Mamma es de las que se quitaría la comida de la boca para dársela a un desconocido hambriento. Pero también de las que puede zamparte una crítica demoledora que te machaque, para luego llorarla diez años sin poder perdonarse nunca.

He intentado muchas veces transformarla en personaje, pero no puedo. Me resulta demasiado complicada. No necesita a nadie, pero te necesita con avidez. No depende de nadie, pero es incapaz de decir "no". No pide nada a cambio de lo que da, pero sin darse cuenta ella misma lleva la cuenta exacta de cada gesto. Ama de un modo apabullante, como una leona. Destrozaría a tus enemigos con sus propias manos, pero no puede resistir la mirada de su propio padre cuando se pone en plan encíclica. Se juzga a sí misma con una dureza inhumana, es espartana, dedicada, generosa e implacable. Una mujer hiperactiva que no puede estarse quieta, que tiene la manía de ser útil, que te saca de quicio corriendo de un lado a otro, que te llena la vida de broncas sobre cómo deben ser las cosas y de detalles insospechados. Creo que vive anclada a miedos que detesta pero de los que no puede o no sabe liberarse. Quizá les pasa a muchas de su generación, no lo sé. Aplaude a las que pasamos del qué dirán, anima a los suyos a buscar la felicidad ignorando la moralina del vecino. Pero ella misma es incapaz de predicar con su propio ejemplo. Calculo que arrastrará siempre ese sentido del deber que le inculcaron, ese modo único de proceder y de ser, ese modo "correcto", ese orden inalterable, esa paradoja de hacer lo que quiere pero buscando siempre la excusa perfecta para no lastimar a nadie. La Mamma es de esas personas que no responden a una pregunta, por simple que sea, sin plantearse antes mentalmente qué es lo que tú quieres oír. Siempre da rodeos. Siempre teme contestar algo incorrecto. Vive con miedo a ella misma. Porque es de esas personas que intenta amoldarse a quienes le rodean en ese instante y, al final, siente que no encaja en parte alguna.

Pero me voy por las ramas, como siempre. El caso es que le pregunto a La Mamma cómo es querer a los nietos. Y, decía, ella suspira con esa tremebundez tan suya y tan auténtica (porque en eso sí que es auténtica) y me asegura que a los nietos se les quiere prácticamente tanto como a los hijos. Porque son tu sangre, porque los ha parido quien tú pariste. Celebro todas esas preguntas, y no son muchas, que La Mamma puede responder sin meditarlas.

6 comentarios:

Juan dijo...

No sé si es sentido del deber, aunque me imagino que también se le puede llamar así.

Lo que yo veo es imagen. Mis padres y la mayoría de mis familiares, que vivieron una época muy difícil, eran similares a tu madre en esto.

Era una manera de vivir en la que habían buenos y malos y todos eran jueces de todos. Continuamente te juzgaban (más bien prejuzgaban), pero no se quedaban ahi, sino que terminaban condenando......o ensalzando, que no se qué era peor. Porque el que tenía el sambenito de bueno tenía su vida tan condicionada por esa bondad, que jamás hacía lo que quería sino lo que debía......para salvaguardar esa IMAGEN inmaculada. Mi madre era de éstas. Imagen, imagen, imagen.

Pero mi madre y, por lo que cuentas, la tuya, comprendieron que esa forma de vida tan negativa para ellas, no tenía porqué ser buena para sus hijos. Y te anima a no vivir de acuerdo a los dictados de los demás, a no vivir de acuerdo a una imagen, sino de acuerdo con tu personalidad.

Conozco a muchas madres (y padres) que pretenden imponer a sus hijos su concepto de imagen. "No quiero que mis hijos estén en boca de los demás" y para ello los dejan de respetar y les imponen unas conductas que nada tienen que ver con la naturaleza de los hijos. En realidad, lo que cuidan es la propia imagen no la de sus hijos. Su "honor" y su "dignidad" la trasladan a sus vástagos (como si el honor y la dignidad propias dependiera de lo que hacen los demás).

Juan dijo...

Pero ¿qué se siente?.

No lo sé, pero estoy deseando volver a tener un bebé en mis brazos. Sólo con sentir la mitad de lo que he sentido con mis hijos......

Kaken dijo...

Que curioso, Lenka, hoy mismo he comenzado a preparar mi casa para futuros yernos, nueras y nietos.
Seeppp¡
Cambiando los muebles del cuarto de mi hija mayor, instalando cama de Ikea que se hace doble y planeando, cuando las cuentas nos lo permitan, instalar también cama grande en el cuarto de Isel,y suma y sigue...
De hecho, comentaba con mi hija cómo mi idea de la felicidad cuadra con transformar poco a poco mi casa (es grandota) en una especie de hotel en donde todos se encuentren a gusto, si llega el momento de tener nietos y demás :-)

Si tuviera nietos, no quiero imaginar lo que sentiría, estoy ávida de bebés a mano, supongo que los adoraría y tendría que lidiar con el respeto al papel que me tocaría, de abuela, que no de madre, me tocaría cortarme y respetar los deseos de los padres por encima de mis "necesidades" de achuchar de continuo a los peques...

Por lo que comentas de tu mami, me da la impresión (a mí, ojo, igual me equivoco) de que ella aún no sabe bien que siente...quizás sea tan grande ese sentimiento (encima, doble, jeje) que aún necesite tiempo para situarlo.

Cuatribesos¡

Marta Chicote dijo...

Hola, agradecería que por favor, eliminases la ilustración de la niña mirando por la ventana que tienes puesta encima del perfil ya que soy su autora y su uso no está autorizado. La publicación de imágenes y obra en internet no justifica su apropiación ni su utilización sin permiso.
Muchas gracias por tu comprensión.

Lenka dijo...

Totalmente de acuerdo con ambos dos. Mi madre aún lucha por librarse de esa imagen que cree que debe dar y con el sentimiento de rebeldía que le invade a veces. Anda que no le he oído eso de: ¿pero yo por qué me como la cabeza con esto? ¿Pero a mí qué me importa lo que digan? Pero bueno, a mis años y pendiente de lo que piense nadie!!!!

Lo intenta, se cabrea ella misma, pero vuelve a caer en muchas cosas. No debe ser nada fácil para algunas personas librarse de todos esos lastres emocionales aprendidos (y de qué manera!!! A tortazo limpio muchas veces, y con amenazas del infierno!!)

Cierto que a nosotros nos anima a todo lo contrario, a ser nosotros por encima de cualquier opinión. Pero incluso con nosotros se le escapa a veces el "esto debe ser así, las cosas se hacen asá, es que ahora pasáis de todo". Ya sabéis... siempre matando al dragón!!! Amando a mamá y luchando con ella. Yo con la mía, mi madre con la suya. El eterno cuento!

Pero bueno, es cierto que los años te dan perspectiva, empatía y aceptación. Con todas sus "incoherencias" la adoro. Y la entiendo, entiendo sus razones, cómo se educó, sus miedos. Y la animo a liberarse. Y sus "broncas" ya no generan cataclismos de morros (ayns, lo lejos que quedó esa fase!), ahora paaaasssso y ni se lo tengo en cuenta. Ya no peleamos, terminamos riéndonos la una de la otra XD

Kaken, qué previsora!!! Y qué gozada, una casa grandota para vivirla y disfrutarla. Ni mi madre ni yo tenemos esa suerte, pero mi tía (que es la que me ejerce de padre, ya que el mío vive en excedencia, juas) sí tiene la casa grande, el sentimiento de clan y las mismas ganas locas de hacer de su morada un hotel. No sé de dónde saca esas energías, pero nada le gusta más que tener el campamento liado, cuantos más mejor. Su casa es mitad refugio mitad verbena, un caos de parientes y amigos, cuatro generaciones juntándose a la menor oportunidad. Es como en puerto en el que acabamos recalando todos.

Un día hablaré de mi tía-padre, la única hermana de mi madre y totalmente opuesta a ella en casi todo. Esa sí que es un personaje. En cuanto a filosofía de vida (salvo por el tute que se da, diosanto, yo no podría) es la mujer que yo quiero ser, y de hecho la que soy en muchas cosas. Me parezco más a ella que a mi madre. Soy más como ella que su propia hija XD

Lenka dijo...

Marta Chicote: te pido mil disculpas por haber usado tu imagen sin permiso. Soy una completa ignorante en casi todo lo que se refiere a internet (sé publicar entradas en mi blog y la mitad de las veces necesito varios intentos!!!) y por desgracia he acumulado montones de imágenes antes de tener conocimiento sobre autorizaciones o derechos de propiedad. Actualmente ya tengo tantas que me resulta imposible rastrear su origen y comprobar si su uso está autorizado :S

Por eso agradezco que me lo hayas comentado, así puedo enmendar las cosas con tu imagen. Repito mis disculpas y retiro la imagen inmediatamente. Permíteme además que te felicite, es un dibujo absolutamente precioso. La parte mala es que siendo tan bonito y estando internet accesible a todo tipo de patosos (como yo misma) no me sorprende que circule por todos lados (de hecho se la he visto a mucha gente en otros blogs) y supongo que eso debe resultar halagador pero también muy irritante.

Lo siento de verdad, gracias por avisarme!