martes, 28 de febrero de 2012

Perdiendo la cabeza

Un día resoplas al darte cuenta de que has calentado la papilla de frutas en el microondas. Otro día compruebas que has usado el agua mineral de los biberones para llenar la cafetera. O, peor aún, que ibas a servir el café recién hecho en sendos biberones. Te descubres paseando por la casa con un tomate en cada mano. Tiras las cucharillas a la basura, junto con los envases de yogur. Intentas guardar las sobras en el lavavajillas, y una pila de platos sucios en la nevera. Olvidas al momento lo que ibas a decir, media lista de la compra o dónde dejaste el móvil. Estás a punto de cambiar el pañal dos veces al mismo niño. Te dejas las ventanas abiertas, la vitro encendida o el congelador de par en par. Te descubres en zapatillas en medio del portal, olvidas las llaves en casa. Ya no eres un archivo con patas, como antes. Le preguntas lo mismo a tu santo tres veces, no eres capaz de recordar el argumento del último libro que leíste, te duermes (por primera vez en tu vida) a mitad de una película. Unos días olvidas tu medicación y otros te la tomas por duplicado. Se te caen las cosas de las manos, tropiezas contigo misma, no encuentras el mechero que tienes delante. Necesitas anotarlo todo (a ser posible en el teléfono y con alarmas) para recordar cuándo te toca fichar en el paro, ir al médico o felicitar a alguien. Antes siempre recordabas esas cosas. No queda otra. Tienes que asumir que estás perdiendo la cabeza por momentos. Resignación!

martes, 21 de febrero de 2012

Soñando trenes

Vuelvo a soñar con trenes que me llevan lejos. Sola. Y lejos.
Creo que el cansancio empieza a poder conmigo.
(¡Cómo pesan los hijos!)
Nada que unas horas entre las sábanas, con la cálida voz de mis duendes (benditas magias) no puedan remediar.
Nada que no alivien las drogas (legales. Con receta).

Vuelven a picarme los dedos con el ansia de crear historias.
Que no son sino otra forma de huir. De tener otras vidas. Distintas.
Pero es más fácil crear mundos en mi cabeza (¡tan rápido!) que teclearlos (¡tan lento!)

Vuelven a asaltarme recuerdos de cosas pasadas, de risas pasadas, momentos pasados, nombres pasados, Lenkas pasadas. Y me resultan extraños, pese a despertarme cierta nostalgia.
Aparecen entre humo, descoloridos, ajenos. Como una vieja película. Como viejas fotos. Como de otro siglo. De otra yo.
Son tan poco míos ya (¡¡¡tan Poco-yo!!!) que ni siquiera alcanzo a echarlos de menos. O no del todo.
Lo cual, francamente, es un consuelo.

Trenes, historias, nombres, lugares, Lenkas que pueblan mi cabeza.
Sueños deshilachados. Son un poco como ceniza.
No me apenan, sólo me sorprenden por los rincones. Los miro extrañada y curiosa, como quien repara de pronto en los detalles de un cuadro que lleva años en la pared y que nunca se había contemplado con calma. Y es raro. Porque puedo recordar cuándo y por qué compré ese cuadro. Pero ya no reconozco exactamente por qué me gustó. Las sensaciones que me provocó en su día fueron reales (estoy segura). Ahora no lo parecen. Se difuminan. Se confunden. Es el mismo cuadro. Yo soy la que ha cambiado.

Necesito dormir. Y momentos nuevos. Escaparme un rato. Contigo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Hoy tocaban buenas noticias

Pero nunca es buena noticia la marcha de alguien, ni tampoco la desolación de quien le ve partir.
Si algún día sobran las palabras, es hoy.

Lo siento mucho más de lo que pueda imaginar.
Y detesto no poder hacer o decir nada útil.
Sólo le deseo paz, fortaleza y que encuentre las ganas pronto.


sábado, 11 de febrero de 2012

Definiciones

Según el Diccionario de la Real Academia Española:

Mujer pública: prostituta.
Mujer del arte: prostituta.
Mujer del partido: prostituta.
Mujer de punto: prostituta.
Mujer perdida: prostituta.
Mujer mundana: prostituta.
Mujer de gobierno: criada que tenía a su cargo el gobierno económico de la casa.
Ser toda una mujer: tener valor, firmeza y fuerza moral.

Hombre público: el que tiene presencia o influjo en la vida social.
Hombre de punto: el que es puntilloso.
Ser todo un hombre: tener destacadas cualidades varoniles, como el valor, la firmeza y la fuerza.
(Del arte, del partido, perdido, mundano o de gobierno, no hay).

Me consta que el diccionario sólo recoge los usos de la lengua que están a pie de calle. Me consta que no va por delante, sino por detrás. Que no se pueden meter nuevas palabras o acepciones con calzador ni a gusto del consumidor. Pero, en serio, no os parece que algunas de esas acepciones referidas a la mujer están absolutamente desfasadas? Las usa alguien? Mujer del arte, para referirse a una prostituta? Mujer de punto? Del partido??? Cielos. Si a Marianico se le ocurriera decir que Soraya es una mujer muy del partido... la estaría llamando puta??? Ser mundana aún se entiende como ser pilingui, a estas alturas??? Sólo existe una forma de ser "pública"??? Un poco carca todo ello, no?

Por cierto, me encanta que el valor, la firmeza y la fuerza sean destacadas cualidades varoniles. Y me encanta más aún que, cuando esas cualidades varoniles las posee una hembra, se la considere "toda una mujer". Pelín contradictorio, no? Igual debiera ser tenida por "toda una marimacho".

;)

martes, 7 de febrero de 2012

Un día me enfadé con un señor

O quizá un señor se enfadó conmigo. No me acuerdo. Pero el caso es que nos enfadamos. No me quedó clara la razón, pero tampoco importa demasiado. Me limité a colocarle en el estante de "la gente que no consigo entender ni a la de tres" y allí lo dejé. La verdad es que no me apetecía mucho conservarlo, pero tirarlo a la basura era impensable. Este señor es inteligente, sabio, culto, mordaz, divertido... en fin, posee todas esas cualidades que yo admiro en un señor. Que me lo vuelven interesante.

Hay personas a las que no consigues llegar ni por caminos retorcidos, pero eso no te impide ver cuánto valen. Cuánto saben. Es una pena no alcanzar a comprenderles (y no tiene sentido ponerse a debatir si la culpa es suya o mía, si él es el clásico hombre de mundo soberbio y pedante incapaz de tolerar los imperdonables defectos de la masa aborregada o si yo soy la típica sabihonda de café, toda pose y poca chicha, frustrada por no llegar a según qué cimas de iluminación reservadas a unos pocos). Qué más da, supongo. A quién coño le importa ya, con la que está cayendo.

Total, que nos perdimos a Ciorán por un "quítame allá ese Estrabón" y una poca de "a ti lo que te pasa es que". Peor pa nosotros y que nos den bien daos por donde pica. Se puede admirar a quien no se entiende y apreciar a quien te pone de los nervios. Yo, al menos, puedo. Será de lo poco que puedo.

Es más raro que un perro verde, el nota. Capaz de la mayor genialidad y de la salvajada más hiriente. Calculo que eso fue lo peor (para mí, insisto). Que me hizo daño un par de veces y decidí no intentar (más) entenderle. Hasta que al final empezó a tirarme del pijo, me liberé de complejos que no tenía (y que ni él ni nadie me iban a endilgar) y le dí a la sinhueso en términos que él mismo gastaba sin rubor pero que, ah, cojona, en otros no le hicieron tanta gracia. Esa es mi versión de los hechos, claro. Falta la suya. Siempre me faltó la suya. Nunca sabré si fue cuestión del momento. Si, por desgracia, el dardo llegó justo cuando no hacía puñetera falta que llegara. Tanto si así fue como si no, conste en acta que me faltaban datos. Por si sirviera de descargo. Perdón no voy a pedir, porque no creo que esté para moñeces. Y porque el tema está, me barrunto, más que caducao. Pero como digo una cosa, digo la otra. Si a mí ya no me enerva ni Cristo, ni Cristo me impide ser tan incongruente como me salga del toto. Prefiero no acercarme más a ese señor, porque sonríe y muerde al mismo tiempo (y eso me confunde, oigan, qué le voy a hacer). Pero pienso seguir apreciándole tanto como me dé la real gana.

Por eso me alegra que ciertos medios me lo acerquen tanto como me lo aleja la mera física. Y por eso me apena saber de sus penas, que son una cabronada inmensa que nadie merece. Supe de esas penas por pura casualidad y no hace mucho. No las mencioné en parte alguna, aunque me rondaran la azotea. Tal día como hoy decidí enviar un abrazo a otros que las comparten (deseando que se incluyera en ese lote de abrazados, ya que estar en el lote está, lamentablemente). Y al poco, alguien me condujo a su rincón (que no visitaba hace siglos) y me encontré con que ayer mismo el señor había concedido cierta oficialidad a su desolación. Joder. Qué gracia más siniestra tiene esto del azar. Mierda.

Así que me descuelgo por esta mi casa, ya que en la suya me siento invasora, y le mando un beso. Puede disponer de él como le plazca. Servir no sirve de nada, conque no dude en tirarlo si le ocupa sitio. Al fin y al cabo tiene mejores cosas en qué batirse, y ojalá (ojalá, en serio) el tramposo de arriba le suelte una buena mano, con todos los ases que le hagan falta. Fuerza. Valor. Y al toro.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Trato exquisito

Yo: Buenos días.
La Médica: Hmpf.
Yo: Venía para darte este informe del Doctor Tal, de la clínica Cual. Me han diagnosticado fibromialgia.
La Médica: Ajá.
Yo: ... ehm... y bueno, me han puesto este tratamiento. Como de momento la cosa irá para largo (si no empeoro o hay que ajustarlo), necesitaría recetas.
La Médica: Teclek, teclek, teclek... imprim...
Yo: Gracias.
La Médica: Hmpf.
Yo: Y... esto... una cosa... para ir controlando este tema y no tener que ir a la privada constantemente (por el tema económico más que nada)... una curiosidad: qué especialista lleva esto de la fibromialgia?
La Médica: El psiquiatra. Eso de la fibromialgia es cosa de la cabeza, sin más.

Lo es? En serio? Se considera una enfermedad mental o similar? Estamos locos? La fibromialgia es un trastorno, un desorden de coco? Porque no fue exactamente eso lo que me explicaron en la privada. En la privada me dijeron otras cosas. Me hablaron del cerebro, sí, de neurotransmisores, de serotoninas, de hormonas, de nervios (pero no de esos de estar de los nervios, de los otros, exactamente como explica Juan con mucho arte en su blog de medicina). Pero en ningún momento mencionaron "enfermedad mental", ni "psiquiatra". Mi médico privado omitió esa parte, o es que mi médica de cabecera está un poco desfasada?

Que conste que eso es lo de menos. Lo que más me ha gustado es su cálida reacción, su interés profesional, su capacidad incuestionable para empatizar con una paciente. Eso es, sin duda, lo mejor que tiene la siesa esta. Su talento innato para hacer que te sientas arropada.