miércoles, 13 de junio de 2012

Un búho pequeñito...

... pero no por eso menos importante. Harta estaba ya de no contribuir a la economía familiar. De ver cómo la cuenta se iba quedando a cero. No estoy acostumbrada a que me financien, y no comprendo el estado de "ama de casa" más que como eso, un estado. Provisional. Vaya por delante mi respeto a las y los que eligen esa ocupación, que conste. Es sólo que yo no valgo. No quiero, no me gusta. Me frustra y me desquicia. Supongo que las vivencias pesan. He visto a otras mujeres renunciar al trabajo remunerado en favor de la familia, los hijos, la casa. Muchas han sido felices, sin duda. Pero otras han asistido a la ruptura de ese entorno, a la despedida del, digamos, cabeza de familia. Del proveedor. Y entonces las he visto sufrir mucho. En casa me lo grabaron a fuego: "no dependas económicamente de nadie si puedes evitarlo". Y, en fin... para bien o para mal es uno de mis lemas.

Como no soy gastiza no preciso de grandes cantidades. Abrazo la filosofía de no enviciarme en nada que no pueda pagar. Cubrir los gastos básicos y tener para algún trapo de mercadillo que reponga los que se van rompiendo, algún libro largamente deseado, algún detalle para un ser querido, tabaco, cafés ocasionales y algún menú duera de casa cuando hay algo que celebrar me parece más que suficiente. Supongo que por mera costumbre. No necesito más. Así es que la llegada de este pequeño búho ha sido toda una alegría. Me siento útil. Puedo financiar mis cosas. Puedo respirar un poco más tranquila. Y hasta puedo quedarme en casa con los enanos, porque el trabajo lo permite (o más bien lo exige!)

Así pues, bienvenidas sean las palabras indescifrables, los ruidos de fondo, las divagaciones, los acentos imposibles y San Google, que me encuentra hasta el término más jeroglífico. Gracias. Me estaba haciendo mucha falta. Y no sólo por el dinero.

(Sí, lo sé, he quedado un poco Rottenmeier en la foto...)

5 comentarios:

Nesseah dijo...

Te comprendo perfectamente, a mí me está matando lo de no currar (y no por la falta de dinero, aunque también influya).
Yo soy de los que necesito acabar el día y sentir que he cumplido con mi deber y, encerrado en casa, está complicado conseguir este sentimiento.
Enhorabuena.

Lenka dijo...

Psché, a mí lo del deber como que me la suda mucho, la verdad. Te aseguro que si me tocara una carrapotada de millones en la lotería no volvería a currar en mi perra vida. Pero, claro, tendría esa vida resuelta, lo que implica que nunca jamás volvería a sentir que dependo de alguien. Porque es eso lo que me mata. No el deber, soy demasiado pasota para eso.

Si fuera archimuchimillonaria retiraría a mi madre, adoptaría a un par de niñas, pagaría a mis hijos (que ya serían 4) la mejor educación posible (idiomas, música, deportes, pintura, escultura, lo que coño quisieran), haría cientos de regalos a personas que quiero, mandaría a una de mis mejores amigas a que le pusieran una columna nueva en Houston o donde fuera posible, viajaría, me compraría una casona de indiano (mi único capricho pijotero), la llenaría de libros hasta el techo, pagaría (y muy bien) a alguien (o álguienes) que me mantuvieran esa casa limpia y confortable, tendría (por descontado) un jardín de tres pares de narices con árboles centenarios bajo los que leer y dormir la siesta, adoptaría a un montón de perros y gatos (se ve que con tres mascotas no tengo bastante), iría a un puñetero concierto de U2 aunque tuviera que volar a Japón para verles (total... después de 22 años soñando con verles por mí como si cantan en la luna, iría igual) y, con toda seguridad, montaría una fundación para ayudar a personas en riesgo de exclusión. Una que tuviera más brazos que un pulpo: inmigrantes, ancianos, niños, refugiados, enfermos, toxicómanos... Obviamente colaboraría con toda ONG que se me ocurriera y pondría a currar a todo mi gremio y a cualquiera a quien pudiera ofrecerle un trabajo que le gustara y con el sueldo que cualquiera merece.

Claro, eso sería si la cantidad de millones fuera de calibre mareante. Ingastable, vamos. Si fuera mucho menos que eso creo que me quedaría con la fundación, que, evidentemente, sería lo que más beneficios daría y a más gente (y está claro que no me refiero a los monetarios). Igual por eso no me toca la lotería, porque el cosmos se parte la caja con mi ingenuidad y mis sueños de benefactora de la humanidad trasnochada.

En fin. Pajas mentales aparte... tengo un curro. De momento basta con eso. Por lo menos hasta que me toque de una vez la lotería ;)

Que encuentres algo rápido. Ojalá!

Juan dijo...

¡¡Ha desaparecido mi comentario¡¡. Bueno, es lo mismo. Enhorabuena Lenka. Me alegro enormemente de este respiro.

Mi padre, que era machista y franquista al 100% (fruto de la época y de la incultura, pero no de la mala leche) siempre le dijo a mis tres hermanas que no dependieran nunca de ningún hombre. Que estudiaran su carrera y vivieran de ella. Que sólo estuvieran con un hombre por amor y no por necesidad. Sólo a la que no le hizo caso le ha ido muy mal en la vida.

Peor incluso es la dependencia emocional, que hoy en día se estila demasiado.

Mis deseos para que este trabajo sea, si no el definitivo, sí el primero de una larga y exitosa carrera.

Lenka dijo...

Sí, la emocional es muchísimo peor, sin duda. La económica, al fin y al cabo, o sale de un acuerdo o de mera necesidad que, afortunadamente, casi siempre es momentánea.

A mí ya digo que me exaspera, no valgo para ama de casa ni lo contemplo como opción. Sobre todo porque detesto ese papel, no me gusta, lo hago de pena y, claro, es una estafa! Si ni siquiera lo desempeñas a conciencia ya me dirás.

Cierto que ahora mismo a la casa le pueden dar dos duros porque mi curro principal es criar a dos becerros XD Ese sí es un buen papel, guapo y que compensa (si te gusta, claro. Bueno, como todos, supongo). Pero con todo y con eso no consigo librarme de la idea de inutilidad. Yo creo que es una tara que tengo. Necesito hacer algo que reporte dinero, aunque sea poco. Quizá porque siempre he vivido con lo mínimo y sé que se pasan agobios monumentales. Y porque me sé las vueltas que da la vida, las hostias que da a veces sin previo aviso y cómo te puedes llegar a ver. Y eso me acojona.

Qué borde mi blog, no? Mira que borrarte un mensaje... habráse visto! Todos los búhos pa la cama sin cenar, hala!

Juan dijo...

Te entiendo perfectamente. Criar hijos es maravilloso, pero si no sientes en tu interior útil a la sociedad, es lógico que te resulte insuficiente.

Educar bien a dos críos es lo más útil que se puede hacer de cara a la sociedad. Pero lo que está claro es que ser económicamente independiente es fundamental. Como dices, la vida da muchas vueltas.