martes, 6 de noviembre de 2012

Una larga espera

 Ha pasado demasiado tiempo. Demasiado. Pero hoy, los sesudos jueces han decidido poner negro sobre blanco algo que muchos ya sabíamos: que sois legales. Con esta declaración nos han dado una enorme alegría, y han tapado la boca a todos esos que, por lo visto, están lo bastante ociosos en sus vidas como para meterse en las de los demás. Nadie podrá evitar que las mentes pequeñas y vulgares os encuentren diferentes, raros, invertidos, enfermos, ridículos, viciosos, repugnantes  y anormales. Eso nos va a costar mucho más. Habrá que seguir peleando para sacar a todos esos decentes ciudadanos de vuestros dormitorios, en los que se cuelan impunemente para babosear sobre vuestras emociones, vuestros afectos, vuestra carne y vuestra piel. Porque, como bien sabéis, son ellos los enfermos. Son ellos los depravados, los obsesos sexuales. Ellos, que, al parecer, no consiguen dejar de imaginaros en la cama y se relamen ante vuestra supuesta indecencia como niños bobos delante de un bicho aplastado. Les dais asco, risa, nervios, morbo. Quieren veros, pero de lejos.
 
Imagino que a la mayoría no les da la cabeza para pensar que no sois de otro planeta ni os engendra "cierta clase de gente". Estáis por todas partes, sois de todas las clases, de todos los colores, de todas las ideas. Sois personas. Sois como cualquiera. La mayoría (y es hasta divertido pensarlo) ni siquiera sospechan que una de sus tías ancianas, el primo de Cuenca, la compañera de trabajo, el verdulero, la abogada que les defendió de fábula aquella vez, el oncólogo que les salvó la vida o la mediana de sus hijas, son "de los otros". Son tan torpes y tan cegatos que no alcanzan a enteder que os ven, os tratan y hasta os aprecian cada día de sus vidas. Son tan cortos que, si supieran "eso", dejarían de miraros igual. Os perderían el respeto. Ya no os apreciarían. Por ese ínfimo detalle. Si supieran que Antonio, ese vecino tan educado y tan majo al que adoran, duerme con un tal Pablo en lugar de con una tal María, no volverían a saludarle. Se harían cruces. "Parece mentira, con lo elegante y lo culto que es". "No puede ser, pero si no tiene pluma..." "No se le nota nada". "Pero, si parecía normal!" Y muchas sandeces más. Algunos, incluso, se sentirían estafados. Porque, sabedlo, tenéis la obligación de llevar un cartel bien visible, para evitar confusiones. Con qué derecho vais por la vida "de normales" sin serlo? Engañáis a la gente decente que se trata con vosotros sin saberlo!
 
En fin. No os voy a contar nada que no sepáis o hayáis sufrido ya. Hoy es un día de celebración, y de esos no tenemos muchos en estos tiempos. Sois legales. Y vuestros hijos también, los que ya tengáis y los que queráis tener en el futuro. Sois familias como cualquier otra. Sois ciudadanos de primera en una cosa más. Enhorabuena a todos y mi recuerdo a los que se fueron sin ver este sueño cumplido. Chavi, Keta y todos los demás: ya está. Gracias por luchar siempre.   

2 comentarios:

Kaken dijo...

Precioso texto, Lenka. Reconozco que yo tuve mis dudas, de las que ahora me avergüenzo. Las he superado gracias a la empatía, gracias a las personas con las que me he encontrado a lo largo de mi vida que me han demostrado que son solo eso, seres humanos con sus gustos diferenciados. Y quién es quién para exigirle a nadie lo que debe sentir, lo que debe excitarla, lo que debe gustarle?
Es cierto que fuí criada en la más absoluta homofobia, pero eso no me justifica y me alegro mucho de haber cambiado en ese sentido.
Y una buena parte te la debo a ti, gracias!

Lenka dijo...

Para nada sientas vergüenza de lo que pensabas, o de tus dudas o de si tardaste más o menos en plantearte lo que te enseñaron, Kaken. Para nada. No es tan fácil despojarse de lo que nos inculcaron, y ya sólo hecho de que llevaras tiempo dudando significa que realmente lo meditabas, que es mucho más de lo que hace la mayoría en toda su vida.

En este tema concreto aún hay cantidad de gente que, salvo que conozca a un homosexual "declarado", ni se plantea ciertas cosas. Es más, muchos ni entonces. Aunque lleguen a admitir: pues es buena persona, pues es majo, pues no es diferente a mí, no encaja con el cliché que yo tenía... siguen agarrándose a cosas como "sus inclinaciones no son normales". Y muy poca gente se llega a plantear que seguramente conoce y trata a montones de homosexuales de los que no conoce su orientación siquiera, porque generalmente no hay nada raro que notar. Tampoco piensan que, si les apreciaban antes de saber y dejan de hacerlo al enterarse de su condición, en realidad dicen poco de sí mismos. El problema no es del gay, está claro.

Y respecto a lo de la antinaturalidad... mi madre, qué es eso? Los tacones. Ir en avión, o en coche. Las vacunas. La luz eléctrica. Internet! XD
Por no mencionar que, puestos bajo una lupa... cuántas de nuestras inclinaciones parecerían escandalosas, raras, insólitas y hasta antinaturales?? No nos metemos en lo que pasa en los dormitorios de las parejas hetero, porque consideramos que nos concierne. Así que tampoco nos concierne lo que pase en el dormitorio de una pareja gay.

En cualquier caso, insisto en que no debe avergonzarte ninguna de las ideas que tuvieras antes. Eran las tuyas, sin más. Y las ideas cambian constantemente, por suerte (o por desgracia, que habrá gente que va a peor!!!) Me parece muy loable y sincero saber admitir que uno no estaba en lo cierto. A mí siempre me cuesta!! ;)